Un ‘MasterChef’ ya no tan Junior

Milhojas de berenjena con salmorejo, pastel de trucha ahumada con mantequilla de cebollino, tarta sacher con coulis de frambuesas y cristal de menta. No se trata del menú del último restaurante con estrella Michelin, sino de algunas de las recetas que han presentado niños de entre 8 y 12 años en el casting en Madrid de la cuarta temporada de MasterChef Junior. “Traje conejo al ajillo porque era la especialidad de mi abuelo, y él me enseñó a hacerlo”, dice Ángel Losa, de 12 años. El suyo es uno de los 6.000 platos de toda España que han tenido que calificar los jueces. “Nos encontramos algunos cocinados con técnicas más modernas, se nota que ya estamos en la cuarta temporada”, afirma Eduardo Velasco, uno de los expertos culinarios del programa gastronómico.

Después de haber pasado por Valencia, Málaga, Bilbao y Barcelona, Madrid es la última parada donde 120 menores se han presentado esta semana para tratar de impresionar al jurado. Con sifones, rollers y kits de esferificación, los niños ya no se conforman con preparar la típica ensaladilla rusa o las albóndigas de la abuela, ahora imitan lo que ven en la televisión. “Muchos hacen réplicas de estrellas Michelin”, reconoce Esther González, directora de casting del programa producido por Shine Iberia para Televisión Española. “Lo que hay aquí es lo mejor de lo que tenemos. De los 6.000 aspirantes hemos filtrado por vídeos y por cuestionarios”, añade. “Es increíble la capacidad que tienen”, asegura Velasco, “todo es gracias al programa y a lo que ven”.

“Hoy voy a emplatar un pastel de trucha ahumada que yo he llamado Timbal con mantequilla de cebollino”, dice emocionado Hugo Morán, de 10 años. Con una coleta a lo Justin Bieber, el leonés, que confiesa que su padre le ayudó a nombrar su plato, afirma que cuando sea mayor quiere ser chef y gimnasta “para ir a las olimpiadas”. Aunque lo de ser cocinero lleva ventaja, pues se metió a la cocina con tan solo cinco años. De no ser elegido en esta edición, Hugo aún tendrá dos años más para presentarse. Aytana Brito, de 12 años, lo tiene más difícil. Esta es su tercera y última oportunidad. “A ver si tengo suerte este año”. Unos muslos de pollo deshuesados con pastel de patatas y pimiento del piquillo son la receta que Aytana ha traído desde Badajoz y con la que espera pasar a la siguiente prueba. “Si no consigue entrar será una pena, pero llegar aquí ya es un gran reto. Cuando sea mayor, que cumpla 18 años, seguiremos insistiendo”, asegura Carmen, su madre.

El programa, que en su tercera temporada alcanzó una audiencia media de 2,3 millones de espectadores, vuelve el próximo invierno precedido por su éxito. “¡1, 2, 3, a emplatar!”, grita González a los aspirantes, que han tenido que rellenar un formulario y sortear una primera prueba en la que elaboran su plato en cuatro vídeos, y ahora deben emplatar su receta en 20 minutos. “¡Manos arriba!”, es la expresión que les indica que deben terminar. Si a los jueces les convence su plato y sus respuestas, recibirán una cuchara como símbolo de una prueba más superada, pero deberán preparar algo más con un ingrediente secreto antes de llegar al plató definitivamente. Solo 16 de ellos lo lograrán.

A pesar de que los menores han crecido con el programa y, como afirma González, están “cada vez más preparados”, deben tener conocimientos de cocina básica. “El niño pudo haber traído una deconstrucción de algo, pero hay que preguntarle también cómo se hacen las lentejas para saber si saben preparar más de un par de platos”. Con ocho años, Ibis Franco es una de las más pequeñas y apuesta por una receta tradicional: la ensaladilla rusa, aunque lo que mejor se le da son las magdalenas. La niña de Getafe duda por unos momentos, pero asegura que empezó a cocinar “a los cinco años”. Su padre, Miguel Ángel, la interrumpe: “¡Qué va!, empezaste al año y medio”.

Los papás acompañan a sus hijos en la prueba, pero tienen estrictamente prohibido ayudarles más allá de abrir los botes de comida o sostener los utensilios. Con palabras como “maceración” y “al dente”, Camila David, de 9 años, explica la preparación del chop suey con vino blanco que va a emplatar. “Es extraño que use vino blanco para un plato de niños, pero con el fuego el alcohol se evapora y ya no tiene el gusto y no es malo”, aclara la madrileña.

Los expertos no juzgan solo si lo que presentan está soso o salado, caliente o frío. “Es muy importante las ganas que ellos nos demuestran para estar en el programa”, concluye Velasco. Los más avispados llegarán a conocer a sus nuevos ídolos, los chefs con estrellas Michelin.