Quinto encierro de San Fermín 2016: carrera limpia y peligrosa de los Jandilla
Dos de los astados de la ganadería extremeña han caído en los últimos metros
Se les nota la veteranía a los toros de Jandilla, que cumplían esta mañana su carrera sanferminera número 17 en el quinto encierro de San Fermín. Corrieron todos unidos hasta el tramo de Telefónica, arropados por los cabestros y resguardados de la multitud de mozos que lo acosaban.
Pero todo tiene un límite; y la carrera, el estrés y el suelo resbaladizo rompieron la normalidad del espectáculo, y dos toros dieron con todas sus carnes contra el asfalto cuando ya enfilaban el camino hacia el callejón. Y ya se sabe que cuando un toro se cae a todo lo largo no le resulta fácil recuperar la verticalidad. Hubo sustos, pero parece que no perjudicados en ese lance que acabó con los toros puestos de nuevo en pie tras no pocos esfuerzos.
Pero no acabaron ahí los incidentes toristas. En el mismo callejón, otro toro se encontró de pronto con varios mozos caídos, tropezó con ellos y rodó el animal por el suelo, con tan mala fortuna que la incómoda postura final le impidió durante largo tiempo volver a la carrera. Tuvieron que ayudarlo algunos valientes hasta que el animal de capa negra volvió sobre sus pasos y enfiló el diámetro del ruedo como un alma que lleva el diablo. Miedo pasaron los mozos que se encontraron con más de 500 kilos sobre su cuerpo, pero pavor pasaría el pobre toro, que había perdido a sus hermanos y no sabía qué destino le esperaría entre aquellos extraños de apariencia, colores y olores desconocidos para él.
Al final, no fue ese toro negro el último, sino otro, colorado de capa, de los dos que habían caído en el camino al callejón. Cuando ese entró por fin en los corrales, el reloj marcaba los tres minutos y cuatro segundos.
Y, a continuación, el parte sanitario: tres heridos han sido trasladados al Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) y un cuarto al centro Doctor San Martín, según el parte médico que ha facilitado en el servicio de Urgencias del CHN, el doctor Jon Ariceta. Los heridos trasladados al hospital presentan contusiones en brazo y pierna en un caso, en pierna en otro y una contusión abdominal el tercero, mientras que el que ha sido conducido a Doctor San Martín sufre una contusión facial.
A la hora del comienzo, los cabestros tomaron la cabeza en la cuesta de Santo Domingo, hasta que un toro colorado los adelantó y atisbó en solitario y actitud desafiante la cantidad de gente que esperaba apostada en la parte izquierda ascendente; aumentó la velocidad, se adelantó varios metros a la manada y aprovechó su liderazgo para dar la que pareció ser la primera cornada matinal.
Cuando entran en Mercaderes ya son dos toros castaños los que van en cabeza, llegan todos unidos a la curva de Estafeta, donde todos comprueban la efectividad del antideslizante y pasan casi en volandas, pero con limpieza, y enfilan Estafeta, primero con espacios vacíos y todos los toros en comandita.
Pronto comienzan los atropellos a medida que avanzan por la calle, todos los animales juntos, -un cabestro grandón en el centro del círculo-, aumenta el número de mozos, y algunos de ellos resultan atropellados por la velocidad que el miedo imprime a los cuadrúpedos.
Se nota a estas alturas el cansancio de los Jandilla; ya son casi 800 metros para estos atletas, acostumbrados a dos carreras kilométricas a la semana en el campo, pero sin el agobio de los corredores acosadores. De ahí, la caída en el tramo de Telefónica y la tercera en el túnel del callejón.
Pero todos ellos cumplen su cometido con limpieza y, al parecer, con menos peligro que en ediciones anteriores, pues antes de esta carrera habían mandado a los hospitales a 30 corredores. Casi nada…
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.