Personajes de usar y aniquilar en ‘Juego de tronos’

Dentro de las intrigas habituales y gran espectacularidad de Juego de tronos —la batalla de los bastardos será probablemente un hito televisivo— llama la atención en esta temporada la sucesión de personajes de usar y aniquilar, seres enigmáticos que surgen de la nada, prometen bastante y, poco después, a veces en el mismo capítulo del que brotaron, son enviados a la innumerable lista de asesinados, en una serie en la que no se recuerda a nadie que muriera en la cama de viejo. Parece que a los retorcidos guionistas David Benioff y D. B. Weiss les gusta darnos a probar un dulce exquisito y, cuando queremos disfrutarlo por completo, nos lo retiran de la boca sin contemplaciones.

Estas triquiñuelas de guion tienen varios ejemplos. El primero de esta sexta temporada es el fiero Khal Moro (interpretado por Joe Naufahu), quien parecía que iba a insuflar nuevos aires al pueblo dothraki, con un físico muy parecido a Khal Drogo, el bruto primer esposo de Khaleesi. Sin embargo, muy poco después, a pesar de que esa trama suponía casi volver al comienzo de la serie, era aniquilado en el cuarto capítulo, junto a 14 de sus secuaces, por Daenerys de una forma que algunos opinan épica y otros pensamos poco veraz: ella vuelca unos enormes candelabros que transforman la estancia en un infierno del que solo sale viva la gran libertadora de esclavos.

Más adelante asistimos a una aparición estelar y fugaz, tanto por el actor, Ian McShane, como por su personaje, el hermano Ray, un septón del que se entreveía un pasado turbio, alejado de la santidad. Sin embargo, no nos dio tiempo a elucubrar porque, en ese séptimo capítulo, el hombre que había rescatado a El Perro de morir, lo que tiene su mérito visto cómo había quedado ese hombre, muere ahorcado por una panda de desalmados de medio pelo, la Hermandad Sin Estandartes.

Hay una mujer que puede sumarse a esta categoría de seres desilusiones anteriormente prometedores. Es la actriz de la compañía teatral que representa la historia de los Stark y los Lannister, a la que Arya tenía que matar, pero que justamente acaba salvando a la pequeña espadachina de una muerte segura, tras las cuchilladas de la Chica sin nombre. De alguien con un protagonismo mostrado en llamaradas, que incluso muestra un instinto maternal hacia Arya que da que pensar, se podía esperar algo más de vida. Sin embargo, muere a manos de la Chica sin nombre de forma sanguinaria.

El último caso, por ahora, de "ahí tenéis un poquito de caviar, pero no te digo que solo vas a paladearlo", lo ha protagonizado Pez Negro, alguien mostrado como inflexible negociador, dispuesto a sacrificar lo que sea con tal de mantener su castillo. Se le veía un tipo duro de pelar. Sin embargo, en ese mismo episodio, el ocho, claudica ante la debilidad de sus hombres y se va de este mundo luchando contra los soldados de los Lannister, pero ni tan siquiera se le ve caer con orgullo. Para qué grabar cómo muere este mequetrefe, debieron de pensar los guionistas. Otra desilusión. Se acerca el final de una temporada aderezada con estas tramas que suscitan emociones e ilusiones de personajes que, al final, acaban como casi todos. En el hoyo y sin piedad.