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Pasión nórdica

Nordicalibros cumple 10 años fiel a su compromiso editorial con las letras escandinavas

Juan Cruz
lustración de Javier Olivares para la editorial Nórdica.
lustración de Javier Olivares para la editorial Nórdica.

Diego Moreno no sabe ninguna lengua nórdica, pero su primera pasión por Hambre, del noruego Knut Hamsun, le abrió de tal manera el apetito por los escritores escandinavos que hace 10 años abrazó la locura de editar, exclusivamente, autores suecos, noruegos, finlandeses, islandeses… Ahora su catálogo tiene 147 libros, de narrativa, de poesía, de viajes, de teatro, que no se desvían de aquella pasión que le contagió Hamsun.

Él tiene ahora 40 años, es madrileño, estudió Sociología y pronto sintió el veneno editorial; pasó por algunas firmas y finalmente abrazó esta empresa, que celebró ayer en el Hotel de las Letras con colaboradores, autores, traductores y miembros de la diplomacia nórdica en Madrid. Le dijeron algunos piropos. Martin Lexell, el traductor de Per Olov Enquist, el gran autor sueco, dijo de Moreno que “merecía admiración” porque es un editor que “presta atención, siente placer por lo que publica y respeta a los traductores, y no está a la espera de los best sellers de Fráncfort para hacer su catálogo”.

Esos autores que publica Nordicalibros no van a Fráncfort, generalmente; figuran ahí, además de Hamsun y Enquist, Ibsen, Lars Gustafsson (Muerte de un apicultor), August Strindberg, Kjell Epsmark, Tomas Transtömmer, aunque también se cuelan otros muchos, como Kafka, Ganivet o Borges, cuando conviene asociarlos a la inspiración que sintió Diego Moreno cuando puso en marcha esta pasión nórdica.

Estilo austero

Lo tuvo que explicar: no es rubio, no tiene nada que ver con los países nórdicos, ni siquiera conocía esos territorios cuando descubrió su literatura. “Me enamoré de ese estilo austero, poético”; de momento se ha resistido a las modas sucesivas, “de modo que no he publicado ningún autor policiaco”, y ha fiado su suerte a una apuesta segura: “Estoy rodeado de buenos traductores que además son parte del consejo editorial”. Los aludidos le devolvieron el cumplido. Daniel Sancosmed, que ha traducido el libro Copenhague huele a París, una antología de la poesía danesa desde los ochenta, le agradeció en público su valentía (“y su respeto”).

En esa antología hay una docena de poetas daneses; uno de ellos, Thomas Boberg, estaba allí, entre los celebrantes de Nordicalibros; en un español perfecto habló de los poetas de su tiempo, en los que se mezclan simbolismo, realidad... Son parte de una generación que él llamó “ética”, aunque en todo caso es un mestizaje raro, pues en ellos conviven lo que aquí se llama poesía de la experiencia con la poesía existencial. Su traductor dijo que “no se sabe cómo describir” a Boberg. Acaso estos dos versos de Bufando ante mi mirada (uno de sus primeros libros, de 1984) abre el apetito para retratar su alma poética: “Qué piensa el polvo sobre los muertos / cuánta muerte exige el día”.

Diego Moreno es un editor agradecido. Le dio la palabra, uno a uno (una a una, en realidad, todas eran mujeres) a quienes en las respectivas embajadas nórdicas ayudan a esta editorial que tiene tan en cuenta sus literaturas. “Sin estas embajadas esta aventura hubiera sido imposible”, pues han financiado traducciones que son naturalmente costosas. La agregada cultural noruega dijo, además, que es en España, a través de Nordicalibros, donde únicamente se publican en Europa las traducciones revisadas de Ibsen. “Ahí tienen a Ibsen con ropaje nuevo”, dijo Lotte Katrine Tollefsen.

El editor no sabe ninguna de esas lenguas, pero la pasión nórdica que mantiene lo ha subyugado tanto que parecía tan tranquilo como un editor sueco celebrando 10 años de una aventura a la que cuando nació no se le hubiera augurado ni día y medio de vida.

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