Manolo García resiste a Springsteen
‘Todo es ahora’, la gira del artista, aterriza en Madrid y reúne a 14.000 personas en el Barclaycard Center en la noche del concierto del Boss
No era una competición. Y, sin embargo, el acontecimiento de la noche del sábado en Madrid tenía protagonista internacional: Bruce Springsteen. A la misma hora, no muy lejos del recital de The Boss, un artista español defendía al son de rock su puesto en la historia de la música patria. Manolo García repite la hazaña que ya logró en Barcelona el domingo 15 de mayo, concierto en el que agotó, igual que en la capital, todas las localidades, coincidiendo también con el ciclón Springteen. “Podríais estar en cualquier otra parte, y habéis elegido estar aquí”, agradeció a las 14.000 personas que lo acompañaban en el recinto del Barclaycard Center en la cita madrileña de la gira Todo es ahora.
Con un auditorio más que favorable y una irrefrenable energía que no disminuyó ni un ápice durante tres horas, el músico presentó en directo su último disco y rememoró algunos de sus temas imprescindibles. “Esto es muy difícil de superar”, gritó a su público momentos antes de que empezaran a sonar los acordes de Canción del solitario que se reconcilió con el mundo.
“Tú me obligaste a sentirme bien en soledad. A bucear a una profundidad extraña que me hacía sentir pez abisal. A miles de metros bajo la superficie de un mar de lágrimas…”. Poco más tuvo que cantar al artista barcelonés de origen albaceteño para que el auditorio se rindiera a sus pies. Miles de teléfonos móviles listos. El show acababa de comenzar.
Alternando canciones de sus dos últimos trabajos, Días intactos (2011) y Todo es ahora (2014), transcurrió la primera parte del concierto. “A veces se magnifica esto del rock & roll, pero al final somos gente corriente intentando ser felices”, exclamó el ex vocalista de El Último de la Fila entre tema y tema.
Tras el descanso, la nostalgia. Si el público se había venido abajo después de hora y media de recital, no se notó. Más bien al contrario. Ya casi nadie aguantó en sus asientos. Empezando por En el batir de los mares, Manolo García dedicó la segunda parte de su espectáculo a recordar algunas pinceladas de su carrera, las más populares. “Un ramillete de canciones que han dado sentido a mi vida y que me han librado de esa cadena de cosas malas que nos rodean”, las definió. En Nunca el tiempo es perdido, Rosa de Alejandría, Insurrección o San Fernando, apenas se oyó su voz bajo los coros del gentío. Aumentó la energía de los presentes, subió el tono reivindicativo. “Ante las injusticias hay que unirse, así no podrán con nosotros. Que no se nos olvide que somos la base de la pirámide que los aguanta”, disparó como presentación de Pájaros de barro. Después, media hora de bises sin que se moviera un solo asistente, ni siquiera por las altas horas. Y un solemne mensaje de despedida. “Gracias en paz y libertad”.
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