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Parade presenta ‘Demasiado humano’, su último trabajo

El murciano Antonio Galvañ lleva años ofreciendo álbumes exquisitos con melodías clásicas e instrumentaciones que fluctúan entre lo clásico y lo moderno

Portada del último disco de Parade.
Portada del último disco de Parade.

En el pop español existe una serie de artesanos que hacen pop perfecto para un mundo perfecto. Y como este no lo es, lo fabuloso de su música queda circunscrito a una dimensión paralela en la que los grandes atributos de la música y la cultura popular son celebrados con pasión, aplicados con respeto e imaginación. Demasiado humano, es uno de esos casos. Nombre artístico del murciano Antonio Galvañ, Parade lleva años ofreciendo álbumes exquisitos con melodías clásicas e instrumentaciones que fluctúan entre lo clásico y lo moderno. En Demasiado humano prevalece lo segundo, los sintetizadores y las cajas de ritmos que el propio autor reconoce volver a usar de manera menos discreta tras un abandono gradual de estos en sus últimos discos. Máquinas imprescindibles para construir un álbum en el que la relación entre lo humano y lo artificial se erige en lema principal. “Me llama mucho la atención que algún día las máquinas sean indistinguibles de las personas —comenta Galvañ—, que sean tan imperfectas como ellas. De eso trata el disco, y también de lograr la imperfección en las máquinas, de hacer cálido algo que originalmente es frío. De acercar Kraftwerk a los Beach Boys, en definitiva”.

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El octavo álbum de Parade gira en torno a ese concepto de manera absolutamente libre. “Está compuesto por canciones que respetan el canon clásico del pop y por eso puedes vestirlas de muy diferentes maneras. Me muevo en un continuo en el que en un extremo están los sonidos más acústicos y en el otro los más electrónicos, las influencias mediterráneas y las anglosajonas. De las chispas entre estas cuestiones nacen mis discos”. Es ese sonido electrónico de reminiscencias analógicas lo que da cohesión a un mundo que se manifiesta de muchas maneras. Johnny Ramone, agente de la KGB, fantasea con la tesis de que el talante conservador del guitarra del grupo neoyorquino solo era una fachada que le permitió espiar para los rusos en plena guerra fría. El guiño musical a Prefab Sprout en la canción no es algo aislado. Parade rinde homenajes a sus maestros con la misma naturalidad con la que a su vez la rinden otros maestros. Cementerio nuclear en la gran ciudad tiene como referencia uno de los clásicos de Aviador Dro, situándolo en un marco totalmente costumbrista en el que concejales de urbanismo echan de menos un paisaje de grúas que nunca volverá, convirtiendo la composición en una sutil crítica a los años ya los motivos de la crisis.

Galvañ sostiene que no le gusta repetirse y que cada nuevo disco no ha de parecerse al anterior. Dicha premisa se aplica también en Demasiado humano. Cada historia contada gravita en su propio espacio aunque forme parte de una misma galaxia. Y la misma ternura que lleva al autor a fabular con Johnny Ramone le hace aproximarse a Rafael Azcona en Carterista de tanatorio. “En estos últimos años he visitado estos lugares por la muerte de familiares muy cercanos y he pasado por momentos muy tristes. Me di cuenta de lo descuidada que es allí la gente con sus pertenencias; si hubiera un carterista se lo llevaría todo muy fácilmente. De esa observación y de la sublimación de la tristeza nace la canción. Si el ladrón es espectacularmente empático y te consuela como nadie, finalmente te dará igual si te roba o no, lo que quieres es que alguien te alivie”.

Pero como ya nos ha advertido Galvañ, su música se nutre también de influencias mediterráneas. “Siempre digo que mi enamoramiento de la música italiana me quitó el miedo a la melodía. Tienen una tradición melódica que les viene de la ópera y de su música popular y que no ocultan, al contrario, la potencian”. Aquí lo italiano se traduce en italodisco de Láser, pero en El ritmo escarlata, el músico reconoce reivindicar a Gato Pérez y Cathy Claret. En Caballero del tuntún también absorbe ecos de Vainica Doble. “Me encanta ese constante juego en el que te sumerge la escucha de sus canciones, su sentido del humor incluso en las canciones más graves. No hay mejores letras en español que las suyas, y musicalmente son increíbles”. De todo eso y algunas cosas más —Philip K. Dick, los cómics Marvel, Magnetic Fields..— está compuesto Demasiado humano. Materiales ensamblados y convertidos en algo nuevo en manos de Antonio Galvañ, uno de esos talentos a los que nuestra música le debe mucho más de lo que parece. Rafa Cervera

Demasiado humano está editado por Jabalina.

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