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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Transparent’

Un poco de contención hubiese elevado Transparent a otros niveles. Pero queda a algunos pasos de las grandes comedias contemporáneas

Jesús Ruiz Mantilla

En su último libro, A los actores, Manuel Gutiérrez Aragón —felicidades, señor académico— declara la guerra a la naturalidad en la interpretación. “La naturalidad no es natural y debería estar tan controlada como la sobreactuación”. Para el gran cineasta literato resulta una especie de mala fe interpretativa.

Algo parecido nos puede generar una sesión continua de Transparent, la serie estadounidense más almodovariana de esta época dorada en la ficción televisiva. La polisemia de su título da cuenta de una brillante inspiración. Tres en uno. Trans, padres, transparencia: un triángulo en que se basa su argumento dentro de otro género con palabro, el dramedy, que ha dado a las pantallas algunos productos encomiables últimamente, caso de Con C mayúscula.

Admiramos en Transparent la audacia de su punto de partida: un padre ya jubilado y divorciado decide finiquitar sus últimos años vestid@ de mujer. La decisión desata un torrente de contradicciones filiales y familiares en torno a su propia identidad. Perfecto. Rico argumento para la exitosa ficción de Amazon.

Esa espontaneidad que va perfilando la marca de la nueva productora de series, esa sobrenaturalidad de experimento amateur filmada casi con smartphone, perjudica a casi todos los actores de Transparent, desde la insufrible tuercemuecas de Gaby Hoffmann, la hija pequeña, que se entrampa en cada plano con 10 gestos de más, hasta la estrambótica Judith Light, madre excéntrica y comprensiva. Se salva de largo la casi única, pero muy importante, excepción de Jeffrey Tambor, el sobresaliente protagonista.

Un poco de contención hubiese elevado Transparent a otros niveles. Pero queda a algunos pasos de las grandes comedias contemporáneas, aunque por el momento se pueda tolerar gracias a algunas secuencias catárticas donde la labor de grupo ayuda a nublar esos ataques siempre indeseables de histeria interpretativa.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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