“Han convertido Barcelona en una mezcla de desierto y circo”
Nuria Amat, autora catalana, ha escrito casi siempre en español. Se opone al separatismo como única vía del futuro de su país. Aquí explica su postura
¿Qué es ser un escritor en tiempo de incertidumbre? La literatura es más verdad que la historia; un escritor ha de contar, comprometerse totalmente con el mundo.
¿Con qué se comprometería hoy? Soy escritora catalana que escribe en castellano. Estoy comprometida con la defensa de esa riqueza, un regalo que he tenido. Con ese regalo me comprometí desde pequeña; 35 años más tarde no es tan fácil defenderlo, y es porque nos han estado timando hasta ahora.
¿Qué ha pasado? Pasó un president Pujol que robó, que se ha llevado lo que ha podido, para él y para su familia, y eso ha implicado a una parte importantísima de Cataluña. Tuvo un octavo hijo, el president Mas, igualmente impuesto por él. El enredo dura hasta hoy, y ya ves qué pasa.
¿Qué consecuencias ha tenido este proceso para Barcelona? La han convertido en algo entre un desierto y un circo desde el punto de vista cultural. Es una ciudad muy bonita, sigue funcionando, pero se ha ido perdiendo todo. Se van nuestros hijos, nos vamos, las empresas se van.
¿No hay flores en las grietas? Sí, pero están escondidas; ha sido un proceso lento, y finalmente se ha desbocado como tenía que ser. Espero que se pase pronto. La crisis ha sido también durísima; los hospitales son un desastre, no hay dinero. Y en este clima el independentismo ha crecido hasta el límite de hoy.
¿Y no puede ser que se hayan hecho independentistas porque consideren que esa es la mejor salida? No. Jugaron muchos diciendo que era una presión para que nos viera el Estado, pero para hacer más radical y más amplio el proceso han jugado con una astucia sublime. Y la mayoría ha callado, muchos de mis colegas no se atrevieron a levantar la voz, con alguna valiente excepción.
¿Y por qué no hablaron? Es una pregunta dura de contestar. A veces por desidia; estar a la contra no es fácil; son muchos disgustos. Yo empecé a hablar después de haberme encontrado con amigos con los que hablaba de estas cosas. Como en las catacumbas. Y salí a decir lo que pensaba. Como una resistente.
¿Se ha llegado en Cataluña al nivel de la resistencia, Nuria Amat? No, prueba de ello es que en las elecciones ganamos los del No. Pero es cierto que cuando eres víctima tiendes a estar callado, así que da la impresión de que ganan los otros. Cuando se ha hablado hemos ganado.
¿Es cobardía o intimidación? Yo creo que es un poco de todo. Pero es cierto que hay gente que no puede hablar porque los echan…
¿Se ha logrado dañar la convivencia? Sí, yo he perdido bastantes amigos por lo que he escrito. Dejas de verlos y poco a poco se hace sólido cierto malestar, la gente sale poco, se duerme la ciudad…
Sigue siendo su país, sin embargo. Tengo mucha relación con Colombia, con América Latina. Yo ya no sé si tengo un país en España. Siempre ha sido importante para mí ser catalana que escribe en castellano, un castellano un poco distinto al que se escribe en Madrid.
Usted tiene a Kafka en un altar, ha escrito a partir de él. ¿Lo que ve alrededor, no sólo en Cataluña sino en el mundo, merece el calificativo de kafkiano? Escribo una nueva novela, El sanatario; puede ser cualquier país, pero es Cataluña. Ahí están los kafkas; lo kafkiano le pega siempre a realidades tan incomprensibles y tan traumáticas en medio de cuyas grietas se vislumbra una guerra. Lo que sucede en Europa es kafkiano, sí; Europa es un fracaso, y nosotros somos ahora símbolo de ese mundo kafkiano en el que se libra una guerra silenciosa.
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