Benjamin ‘light’
'El instante de peligro' es una lectura esteticista y sentimental del filósofo alemán, es decir, algo sin sustancia
Martín Torres es un profesor de arte contemporáneo que ha perdido la fe en la academia y en el arte: ha sustituido la crítica por la narrativa, y lleva escritas dos novelas. El instante de peligro es la última, un encargo de Anna Morelli, que se dedica a borrar con disolvente las fotografías que ha encontrado en dos maletas compradas a un anticuario.
Morelli quiere que Martín escriba sobre una película que también estaba en la maleta: durante 46 minutos se ve la sombra prácticamente inmóvil de un hombre sobre una pared; y lo invita un semestre al Clark Art Institute, donde Martín ya estuvo hace 13 años, y donde conoció a Sophie, con la que mantuvo una apasionada relación extramatrimonial.
El cumplimiento del encargo es esta novela. Su autor —Martín Torres o Miguel Ángel Hernández (Murcia, 1977)— superpone dos planos temporales. Por un lado, el del presente, que relata el trabajo de Martín con las películas, su relación con Anna Morelli y con los otros dos becarios. Por otro, el del pasado con la historia de Martín y Sophie, a quien dirige la novela en forma de carta. Estas dos materias narrativas no están tejidas con éxito, aunque se intenta; parecen dos novelas que se van intercalando y no dos partes de la misma que se iluminan mutuamente.
No obstante, se leen con gusto, aunque el resultado final esté oscurecido por la insinceridad y la impostura de su dimensión teórica.
El estilo es eficaz: frase corta, dosis justa de lirismo entreverado de sexo y un hábil uso de esos “términos mágicos” que permiten, según Torres/Hernández, “salir airoso de cualquier círculo intelectual”: huella, vacío, no-lugar, presencia, memoria y Walter Benjamin, mucho Walter Benjamin.
De las tesis sobre el concepto de historia escritas por el alemán poco antes de suicidarse salen los títulos de los cinco capítulos, las citas que abren cada capítulo, la que encabeza el volumen, la dedicatoria (por inspiración) y hasta el título, El instante de peligro, una referencia a la tesis VI, la que habla de la diferencia entre historia y memoria
. Pero no sé si le hubiera gustado al alemán. La insistencia de citarlo pide una interpretación de la novela a la luz de las tesis. Alude a ellas una y otra vez, pero borra el perfil político que las hace tan radicales. El resultado final es una lectura esteticista y sentimental de Benjamin, es decir, algo sin sustancia. Y es que, como dice el autor, “con los años uno aprende a decir lo que el público desea escuchar”.
El instante de peligro. Miguel Ángel Hernández. Anagrama. Barcelona, 2015. 223 páginas. 17 euros
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