La situación alterada
'¿Cuánto vale el arte?' pone bajo la lupa de la teoría crítica sobre el progreso triunfante del mercado
El mismo día en que se anunciaba la caída de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, Damien Hirst ponía a la venta sus obras en Sotheby’s de Londres. Si su trabajo iba a terminar en una casa de subastas, ¿por qué no podía producirlo él directamente para el mercado secundario y de paso extraer una porción del beneficio especulativo? Su galerista, Jay Joplin, anunció rápidamente su intención de participar de la puja y compró el primer lote de la noche. Aquel acontecimiento, una declaración de bancarrota artística en toda regla, fue también la última oportunidad para el mercado del arte de conservar su imagen como un sector a prueba de crisis.
Marcel Duchamp —quién si no— sitúa la acción de Hirst en una perspectiva histórica cuando en 1926 puso a la venta por remate 18 pinturas de Picabia en el Hôtel Drouot de París. Rembrandt también asistía a las subastas para subir el precio de sus obras con la excusa de que al hacerlo mejoraba su propia profesión; y Courbet organizaba muestras de sus trabajos en espacios que alquilaba, esperando obtener un succès de scandale y, además, cobrando altos precios por la entrada. Su relación con la Comuna de París le causó problemas considerables, incluyendo un tiempo en prisión, pero reconoció que “si la Comuna me causó algunas dificultades también aumentó mis ventas y mis precios”. Ya sabemos de quienes aprendieron Ai Weiwei y Santiago Sierra.
Publicado solo un año después de la enésima crisis económica global, el libro de Isabelle Graw¿Cuánto vale el arte? pone bajo la lupa de la teoría crítica estos y otros hechos reveladores del progreso triunfante del mercado. Para la editora de la revista alemana Texte zur Kunst, el mercado no es un otro malvado ni una realidad ajena a lo social. En este sentido, el libro no es del todo pesimista. Desde Benjamin, Foucault, Bourdieu y Negri, existen abundantes argumentos para reflexionar sobre los condicionamientos del capitalismo de consumo y crear condiciones distintas a pesar del poder normativo del sistema del arte, capaz de absorber las voces heréticas de la crítica independiente. A Graw le viene al pelo la cita extraída del filme de Alexander Kluge La chica de ayer (1966) para referirse a los analistas sociales que, como la protagonista, Anita G. —una joven que pasa del Berlín oriental al occidental—, no encuentran el lugar ideal donde asentarse: “Lo que nos separa de ayer no es un abismo, sino la situación alterada”.
¿Cuánto vale el arte? Mercado, especulación y cultura de la celebridad. Isabelle Graw. Ensayo Mardulce. 2015. 327 páginas.
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