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Meg Wolitzer: “Talento y éxito se usan como sinónimos pero no lo son”

La autora reflexiona sobre aptitudes y dinero en 'Los interesantes', una novela sobre las vidas de seis adolescentes fatuos, ingenuos y arrogantes que se sienten especiales

Andrea Aguilar
La escritora Meg Wolitzer, en noviembre de 2015.
La escritora Meg Wolitzer, en noviembre de 2015.Ana Nance

Escribe lo que sientas que es importante. Este fue el primer consejo que Meg Wolitzer (Nueva York, 1959) recuerda haber recibido cuando aún era una estudiante inquieta con ganas de comerse el mundo. Ahora su media melena rizada luce algunas canas, las gafas que lleva parecen ser el par de andar por casa, y bajo su agradable y tímida sonrisa se esconden dosis similares de entusiasmo y bien controlado escepticismo.

Wolitzer lleva 10 novelas a sus espaldas y una larga carrera como profesora de escritura creativa —que desarrolló en parte en el prestigioso taller de la Universidad de Iowa—, pero aquel primer consejo no ha caído en el olvido, y así define su última novela, Los interesantes (Alba), como un libro "personal, pero no autobiográfico". Los derechos del libro han sido comprados para convertirlo en una serie televisiva. Habla sentada en un diner en el Upper East Side, la mañana de domingo de principios de noviembre en que media Nueva York está cortada con motivo del maratón. En la popular carrera lo importante es participar y animar a los corredores, un saludable respiro de las otras carreras hacia el éxito que discurren en la vida diaria, y que son estudiadas con detenimiento en la novela de Wolitzer.

La historia de Los interesantes arranca en un campamento de verano progre al norte del Estado de Nueva York, en el momento que la narradora Julie Jacobson considera más importante, o al menos el más definitorio de su vida adulta. Una tibia noche de julio la invitan a la reunión en una de las cabañas en la que el peculiar grupo de amigos que protagoniza esta novela decide adoptar "irónicamente" el mismo nombre que da título a esta historia. En poco más de 600 páginas, Los interesantes reconstruye las vidas de estos seis adolescentes fatuos, ingenuos y arrogantes que se sienten especiales. Su triunfo como artistas pasa de ser una certeza a convertirse en una idea que no está al alcance de la mano. La pandilla incluye a la guapa pareja de hermanos Ash y Goodman, criados en un amplio apartamento de Manhattan por sus sofisticados padres; a Jonah, el hijo de una conocida y exitosa cantante; a la bella aspirante a bailarina Cathy; al brillante y exitoso dibujante de historietas Ethan, y a la propia Julie, que pasa a ser conocida como Jules y reniega espantada de su anodina familia.


Me fascina la amistad dentro de un grupo, las pequeñas geometrías que se generan  Meg Wolitzer

"Quise escribir sobre qué pasa con el talento. A menudo, talento y éxito se emplean como sinónimos, pero no lo son. Creo que en los años de la era de Reagan hubo un cambio importante, el dinero pasó a ser algo absolutamente central", apunta Wolitzer. "Sin embargo, el talento desligado del éxito es algo muy importante. Pero ¿puede uno considerarse un artista si hace arte solo para sí mismo? Quise abordar todo el espectro de posibilidades que ofrece el tema del talento y ver la relación que los personajes tienen con esto a través de un largo periodo de tiempo". El sentimiento de invulnerabilidad, las expectativas y la ambición propia de la juventud pasan por el duro filtro temporal para descubrir, a medida que avanza la novela, algunas verdades incómodas. El punto de partida, el espinoso asunto de la clase social en la que uno se crio, no sirve como explicación. Tampoco las decepciones y frustraciones es resultado de un único error. "Cuando uno es joven piensa que todos tendrán éxito, pero luego se imponen otras necesidades, y al final hay un montón de artistas y escritores que se dedican a cosas que no tienen nada que ver. Tienes que inventarte tú mismo la manera de hacerlo funcionar, más aún en Nueva York, una ciudad imposiblemente cara", reflexiona Wolitzer.

La escurridiza ecuación del reconocimiento público y la fama que Los interesantes explora no es ajena a la actitud que uno tiene ante su propio talento —"Jonah era demasiado modesto para ser músico o, posiblemente, para ser famoso; no tenía el temperamento adecuado", concluye la narradora—; ni tampoco está libre de las modas: ahí está el caso de la icónica cantante que "seguía siendo capaz de cantar cualquier cosa, pero la cuestión era si la gente quería seguir oyéndola". Después de tres décadas publicando, ¿cómo se siente Wolitzer al respecto? "Cuando escribes no debes pensar en las tendencias o las modas. Decidí dedicarme a la literatura a finales de los setenta. La ficción era algo mucho más reconocido e importante que ahora, las novelas eran parte de la conversación. Con la llamada segunda ola del feminismo sentimos que debíamos abrirnos, y conocer más cosas de otras vidas. Ahora con Internet estamos rodeados por todo tipo de textos y de formas de escritura, y a la gente le piden que escriba cosas más cortas. Me pregunto qué le pasará a la novela en esta nueva era".

Decidí dedicarme a la literatura a finales de los setenta. La ficción era algo mucho más reconocido e importante que ahora Meg Wolitzer

Pase lo que pase, no parece disparatado señalar que en las novelas recientes que triunfan en EE. UU. se abre un cierto tipo de resistencia frente a la brevedad: ahí están las largas sagas de Elena Ferrante o de Karl Ove Knausgård; las casi setecientas páginas de Pureza, de Jonathan Franzen, o City on Fire, el fulgurante (y millonario) debut de casi mil páginas escrito por ­Garth Risk Hallberg que llegó a las librerías este otoño. "Una novela es lo contrario de una lista, o debería serlo", apunta irónica Wolitzer. "Yo quería dar suficiente espacio y aliento a mis personajes".

Las mujeres y el feminismo son temas que sobrevuelan los primeros libros de Wolitzer; uno de ellos, Esta es mi vida, fue adaptado por la que se convertiría en una buena amiga suya, la escritora y directora Norah Ephron. A través de ella conoció a Lenah Dunham, de quien se declara admiradora —"admiro su franqueza, desafía el eterno tema de la vergüenza y el apuro que frena a tanta gente"—. Meg Wolitzer no cree que la situación de las mujeres en el mundo literario haya mejorado tanto en las últimas décadas: "Las novelas que ganan premios tienen un punto de vista masculino", afirma.

La envidia, la confianza y desconfianza que se generan dentro de un grupo de amigos es otro de los grandes asuntos que da forma a Los interesantes. "Me fascina la amistad dentro de un grupo, las pequeñas geometrías que se generan", afirma Wolitzer. "En una historia romántica uno siempre se está preguntando cuándo acabarán en la cama, pero al tratar el asunto de la amistad las posibilidades son mucho mayores, el margen es amplio, como a veces cuando uno siente que quiere llamar a un amigo para no contarle nada nuevo".

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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