El fénix de la filmoteca
Desde hace dos temporadas se entregan en México los premios Fénix para destacar lo mejor del año en las cinematografías iberoamericanas. Están convocados por Cinema 23, una plataforma dedicada “a la promoción, difusión, estudio, análisis, creación, realización, exploración, distribución y exhibición de cine”, según reza su propio enunciado. Se trata de algo similar a los premios Platino, que promueven EGEDA y la Federación Iberoamericana de Productores, FIPCA; éstos no tienen una ciudad fija de celebración; su primera edición tuvo lugar en Panamá, la siguiente en Marbella y la tercera el próximo junio será en Punta del Este, Uruguay. Uno siempre en México, y el otro rotativo, en ambos casos se trata de crear lazos entre los cines de diversos países y fomentar su mutuo conocimiento.
Pueden verse en Internet sus ceremonias de entrega. De esa manera podrá apreciarse la alta consideración que se le da a la Filmoteca Española, “uno de los archivos fílmicos más importantes del mundo y un hito entre los de los países de habla hispana”, según se dijo cuando en la edición celebrada la pasada semana nuestra Filmoteca recibió el premio “a la contribución a la cultura cinematográfica”, que recogió su director desde hace 26 años, José María Prado. Lo compartió con las demás filmotecas de América Latina elogiando “su labor extraordinaria en la preservación de la memoria y del patrimonio”, de paso advirtiendo que se trata de algo “muy frágil y que exige un compromiso muy fuerte por parte de los gobiernos, de la sociedad y de la industria del cine.”
En definitiva, lanzó una discreta llamada de atención sobre la situación de esos archivos que, como dijo en su día el impulsor de todos ellos, el francés Henri Langlois, deben “rescatar, restaurar y difundir” la memoria cinematografía que de alguna manera es también la de todo un país. Sin embargo, en España la Filmoteca, creada en 1953, no ha sido prácticamente nunca tema de primera línea para los gobiernos aunque estos hayan ido cambiando de signo. La conservación de imágenes no parece preocupar demasiado aunque en su día fuera un hito importantísimo la creación en Madrid del Centro de Conservación y Restauración de la Ciudad de la Imagen, que hoy en día sobrevive sin los medios suficientes para su cometido, por cierto.
De fuera vendrán para hacerte saber las cosas importantes que tienes. Ahora que se avecina un cambio, sería una buena ocasión para tomarse la Filmoteca Española en serio, como se hace en otros países tanto cercanos como del otro lado del charco. Ya es hora.
Babelia
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