Edward Hopper & Don Quijote
Es curioso que la escueta y única (a lo que recuerdo) descripción que del aspecto físico de Don quijote hace Cervantes haya dado lugar a lo largo de la historia a una tan rica imaginería retratista del caballero.
Así, en dos trazos magistrales, se nos muestra al personaje en el 1er párrafo del libro: "Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza".
El pintor americano de la soledad moderna, Edward Hopper, que en 1910 se vino a Madrid en un largo viaje en tren desde París (28 horas) para visitar el museo del Prado (el sagrado trío: Velázquez + Goya + El Greco), dibujó en varias ocasiones al hidalgo: barbado rostro enjuto de amplia frente despejada, cruzado verticalmente por una nariz aguileña, en la horizontal unos grandes ojos oscuros para ver bien un mundo que no entiende.
Ni Hopper ni Don Quijote ven el mundo como los demás lo vemos. Ambos comparten una muy particular perspectiva de la realidad, forzándola a adaptarse a ellos y no a la inversa.
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