‘Regreso al futuro’ ya es presente
El MoMA dedica una retrospectiva a Robert Zemeckis en el 30º aniversario de la película
El próximo 21 de octubre el pasado, el presente y el futuro colisionarán. Es el día en que Marty McFly aterrizó en el futuro 2015, nuestro presente, para salvar a Marty Jr., su hijo aún no nacido, en Regreso al futuro II (1989). Además, este año se celebra el 30 aniversario de la primera película de la saga que creó Robert Zemeckis. Y el director estrena su última película, The Walk, que abrió con gran ovación el pasado Festival de Nueva York. Razones más que suficientes para que el MoMA le haya dedicado la primera gran retrospectiva “a uno de los últimos autores clásicos”, como le llama el comisario del ciclo, Dave Kehr, porque es de los pocos “directores de estudio” que aún es capaz de conservar un estilo personal en un cine de evasión y entretenimiento popular.
En el 2015 que imaginó Robert Zemeckis, los coches y los monopatines volaban. Aún había faxes, los cordones se ataban solos y se bebía Pepsi Perfect, que ahora la compañía lanza por el aniversario. Se equivocó en todo aquello, porque al director de Forrest Gump le interesa muy poco predecir la sociedad del futuro. Prefiere mirar atrás, desde Regreso al futuro al propio Forrest Gump, y le gusta que sus personajes vuelvan sobre sus recuerdos, como en El vuelo o en la próxima The Walk. “Me gusta mirar atrás a la historia. Es una de las cosas que las películas hacen bien”, dijo tras la presentación de su versión sobre el equilibrista Philippe Petit que fue, sobre un cable, de una Torre Gemela a otra en 1974. “Miras atrás en el tiempo a través de la lente de la historia porque los años han pasado. No sabemos realmente en el momento que ocurren las cosas, lo que es importante, lo que va a resonar en el futuro”.
Sin embargo, cuando Zemeckis rodó Regreso al futuro II en 1989 sí imaginó que las pantallas invadirían nuestras vidas, las televisiones serían planas, existirían las videoconferencias y el 3D estaría por todas partes. Cuando le hablan de tecnologías su interés se mueve hacia delante. Como asegura Kehr, fue un precursor digital desde ¿Quién engañó a Roger Rabit?, donde la animación se adentraba en el mundo real. Zemeckis mismo lo dice sin darse importancia: “Soy como un padre de las películas en 3D moderno desde que hice Polar Express”. Pero es injusto limitar su aportación en la historia del cine a los avances técnicos de los que es un fiel creyente. Aunque sea de lo único que parezca interesado en hablar –famoso es porque no le gusta discutir sus procesos creativos o sus películas pasadas–, las tecnologías para él solo ayudan a contar la película. “Siempre pensé que el 3D es una herramienta del cineasta para realzar la historia que vas a contar y no debería ser tratada como un truco o algo que añades. Tiene que venir desde el alma del material”, dice sentado en el hotel Crosby de Nueva York.
Por eso no entiende el mal uso que se hace hoy de la tecnología como cebo para la audiencia. “Una vez que todo pasó a ser digital, cambió muy rápido. Y ahora está cambiando cada vez más rápido”, continuó en el MoMA. “Los efectos visuales son cada vez menos caros, desde que tenemos tanto poder de procesamiento ahora. Voy a la escuela de cine de la USC (University of Southern California, su alma máter) y hay estudiantes renderizando mundos en 3D en sus ordenadores que compiten con las grandes empresas de efectos. Cuando los efectos digitales lleguen a ser parte de todas las películas y los directores estén limitados solo por su capacidad artística, espero que todo vuelva a girar en torno a la historia”. La verdadera clave del éxito de una película, como bien sabe él. Porque el éxito de Regreso al futuro hace 30 años no recayó solo en el DeLorean o los monopatines voladores, sino en su originalidad. Y, por eso, asegura Zemeckis “hoy nadie haría la película”. “No creo que la audiencia la entendiera o tuviera interés en verla. Mucha gente lo haría, pero no sería el número uno de la taquilla del año”.
Más de una década le ha costado hacer The Walk, precisamente porque nadie quería hacerla. Porque “no encajaba” en las categorías predominantes que ha marcado Hollywood, los cómics y los superhéroes. “Una de las cosas únicas sobre Regreso al futuro es que nunca supieron dónde colocarla en las estanterías de los videoclubs. No sabían si era comedia, o ciencia-ficción, o histórica”, dice Zemeckis. Y es la razón de su “longevidad” y por lo que el próximo 21 de octubre pasado, presente y futuro colisionarán.
Arte en las alturas
El primer contacto de Zemeckis con Phillippe Petit fue a través del libro infantil The Man Who Walked Between the Towers. “No sabía nada sobre él, pero al verlo me pareció una historia con todos los elementos necesarios para una película emocionante”, dice el director. Aquello fue hace más de una década. Y aunque contaba con el propio Petit como asesor no salía adelante. Incluso se les cruzó el documental oscarizado Man on Wire. “Ha costado tanto tiempo que me he puesto filosófico y la hemos hecho cuando la teníamos que hacer”, dice Zemeckis, que cuenta con Joseph Gordon-Levitt como el equilibrista. “Todas las películas que he hecho me han preparado para hacer esta película técnicamente. El único efecto que no tiene es animación. No pude encontrar un sitio dónde incluirla”.
Babelia
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