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La vida provisional

El polaco Andrzej Stasiuk propone un recorrido estremecedor por la ignorancia, la miseria y la violencia que malvive en los márgenes mismos de la Unión Europea

Puestos de venta en el Rastro Kolo, en Varsovia.
Puestos de venta en el Rastro Kolo, en Varsovia.O. Ramatowska

Este es un relato itinerante, no un libro de viajes ni una novela de episodios, sino el relato de un recorrido que dos vendedores ambulantes polacos llevan a cabo a lo largo y ancho de los países que pertenecen al área geográfica de la cordillera de los Cárpatos y de los montes Balcanes. Estamos en la Europa Oriental posterior al sovietismo e integrada de un modo u otro en la Unión Europea, pero el viaje de estos dos supervivientes de la miseria es el de las áreas rurales y los suburbios. El libro se emparenta con su magnífico De camino a Babadag.

Pawel (el narrador) y Wladek, su compañero, viven en un mundo donde la gente “se dedica a la vida de manera provisional. La dejan pasar con la esperanza de que todo se vuelva patas arriba, de que se convierta en algo completamente diferente de lo que es, de que los últimos sean por fin los primeros”. Este libro trata de los últimos, de la pobreza, la carencia y la miseria de la marginalidad, de los que están fuera de los beneficios de una ensoñada democracia que no los atañe materialmente; y para fijar este panorama de personas, actitudes y lenguas diferentes, Stasiuk pone a viajar a sus dos infelices vendedores de toda clase de artículos de segunda y tercera mano, o desechados, porque en la necesidad, como en la fábula del hombre que se quejaba de no poder comer más que altramuces, siempre aparece detrás el que recoge las cáscaras.

Siguiendo a este par de desdichados comerciantes, proveedores del consumismo de la pobreza, Stasiuk propone un recorrido estremecedor por la ignorancia, la miseria y la violencia que malvive en los márgenes mismos de la Unión Europea; y lo hace con la pujanza, la fuerza dramática y el último punto de humor desesperado que hace de los escritores de la Europa del Este la gran esperanza de nuestra narrativa continental.

El libro carece de narratividad en cuanto al desarrollo ortodoxo de una historia; es un conjunto de anécdotas unidas por los repetidos viajes transnacionales en busca de clientes para desechos. Se mueve en un tiempo presente trufado de recuerdos de vida; y a falta de argumento, hay leitmotivs entre cuyos márgenes se mueve la historia: la casa del narrador, un chamizo en la ciudad; la imagen de un asiático muerto por una gigantesca cerda negra; la furgoneta Ducato, pura chatarra, con la que se mueven y que se convierte en un tercer personaje protagonista y, finalmente, la muchacha que vende entradas en la feria, propiedad de El Canas, un capo que acapara el triste comercio de artículos de desecho, y a la que Wladek ama.

Andrzej Stasiuk. ACANTILADO

Es impresionante la relación de artícu­los, desde unas bragas usadas hasta un tanque oxidado de la Segunda Guerra Mundial, que se mueve en este mercado de inutilidades aún aprovechables y su mera enumeración es ya un elemento narrativo más. La escritura de Stasiuk es tan potente que salva el peligro de insistencia y reiteración que acompaña a un texto así concebido, dedicado a estos parias europeos. Como dice uno de ellos: “Antes la gente inventaba más y creía en lo inventado, porque eso era aún mejor que la verdad y siempre tenías oyentes (…) Hoy en día todos quieren saber cómo fue en realidad, porque tienen miedo. ¿Entiendes? No creen en nada y quieren saber la verdad (…) los rusos se piraron y no vino nadie en su lugar”.

Taksim. Andrzej Stasiuk. Traducción de Alfonso Cazenave. Acantilado. Barcelona, 2015. 352 páginas. 18 euros.

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