Peinado

Cuando Cañizares, el portero madridista que ahora comenta fútbol en la tele y en la radio, se tiñó el pelo de amarillo los tratadistas de este deporte aventuraron una conclusión: se empieza así y terminan los porteros saliendo sin camiseta.

Aunque ahora no lo parezca, el fútbol siempre fue un deporte bastante solemne: de hecho, seguramente por influencia del poder de las cadenas de televisión, es de los pocos acontecimientos públicos que comienzan exactamente a su hora. Además, está regido por un señor que generalmente viste de oscuro y que impone su ley como si fuera un capitán general, aunque probablemente es el ordenanza de un banco.

Ahora el árbitro sigue siendo un ilustre subalterno del fútbol, la verdad, y cada vez tiene a más multimillonarios a sus órdenes. Dicho esto, el fútbol es, como dice el siempre admirado Juan Cueto, un espectáculo inventado para ser retransmitido por la televisión, y acaso esos colores del pelo de Cañizares, le venían bien al show. Ahora que comienzan otra vez las competiciones, amistosas o no, nos aprestamos a ver no solo los campeonatos, sino este desfile de modelos en que se han convertido las canchas, que cada vez son más pasarelas y menos escenarios propios del viejo balompié.

Desde los gestos grandilocuentes de genios del espectáculo, como Etoo o Dani Alves, hemos pasado a una enorme parafernalia de peluquería, en la que han sido protagonistas personajes como Cristiano Ronaldo o el propio Alves. Cristiano, que acaba de fingir en la Plaza de Callao que era un vagabundo, y que posó así parta darle lustre a una marca de audífonos, acaba de convocar a sus fans para que le aconsejen un peinado. Pues nada, a peinar a Cristiano, para bien del fútbol. Cañizares se ha quedado en la historia como un tímido conservador con respecto a lo que iba a venir.