Caitlin Moran: “La desigualdad es basura medieval”
La mordaz escritora inglesa (Brighton, 1975) presenta su primera novela, 'Cómo se hace una chica', tras el éxito del ensayo 'Cómo ser mujer'. Ambas en Anagrama
—¿Qué visualiza cuando piensa en su pueblo, Wolverhampton?
—La carretera de salida, dirección Londres. No solo porque quería huir de allí, sino porque tenías que cruzarla para acceder al pub indie del pueblo. Visualizo a una niña de 15 años (borracha) intentando cruzar una autovía.
—Defina los años ochenta.
—Las canciones llevaban muchos teclados y todo el mundo vestía como Tom Cruise en Top Gun (y eso es malo). Pero en el underground todo el mundo quería ser Robert Smith de The Cure (y eso es bueno).
—¿Cuál ha sido su mayor crueldad como crítica musical?
—Cuando uno de C+C Music Factory murió de meningitis, hice una broma con su single Gonna make you sweat. Dije algo así: “No sudaremos tanto como cuando a David Cole le subió la fiebre y murió de meningitis”. Ugh.
—¿Quién es el crítico musical más insufrible que existe?
—Me encanta reírme de los niños que toman demasiado en serio el rock. Es bueno que hayan encontrado un hobby que no implica asesinar personas y que los mantiene fuera de las calles. Dios los bendiga.
—¿Qué rockstar le cayó peor?
—El más borde fue Clint Mansell, de Pop Will Eat Itself, pero fue culpa mía. Cancelé una entrevista porque tenía una infección de orina. Mansell vino a mi casa y le entrevisté en bata desde la cama. No estuvo muy simpático.
—¿Y quién fue más majo?
—Mark Eitzel, de American Music Club. En un Glastonbury me hice un tajo en el pie e iba por ahí cojeando, y Eitzel me vertió whisky en la herida para esterilizarla.
—¿Quién es en realidad John Kite, la estrella del rock de su novela?
—Un tercio Guy Garvey de Elbow, un tercio Richard Burton y un tercio John Grant.
—“Creo en la música, la ginebra, la alegría, hablar por los codos y la bondad humana”.
—El sentido de la vida es ser feliz. Si quiero que exista la igualdad es porque deseo que toda la gente que lo pasa mal consiga ser feliz. La desigualdad es basura medieval.
—¿Cuándo tomó drogas por última vez?
—Hace mucho. Cocaína. Estaba con los cuatro miembros de Blur y lo último que recuerdo es haber soltado: “¡Soy el quinto miembro de Blur!”, y luego me caí del taburete y me arreé un costalazo atroz.
—Lo peor del britpop fue…
—Era tan inmenso que tapó todas las otras cosas chulas. Como el trip-hop, que ya nadie recuerda. La imagen que ha quedado es de una multitud de mozos blancos heterosexuales berreando “Parklife!!” por las calles.
—Como madre, ¿aguanta todas esas conversaciones sobre nutrición y extraescolares?
—Aunque soy feminista, no tengo carné de conducir. Es una suerte, porque mi marido es quien se encarga de llevar a nuestros hijos al cole y, por tanto, me ahorro todas esas charlas.
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