Zombis, tebeos y videojuegos
El festival Metrópoli de Gijón cierra su segunda edición con más de 200.000 visitantes
Cuesta conversar con un zombi. Por mucho que uno pregunte, el otro se limita a observar a su interlocutor con mirada hambrienta y emitir sonidos escalofriantes.
-¿Cómo lleva usted lo de estar fallecido?
-Iiiiiiiihhhh.
-¿Qué tal el trabajo? ¿Duro?
-Iiiiiiiihhhh.
El poco locuaz no muerto lleva una correa en el cuello. Y su joven dueña camina poco detrás de él, como quien saca a pasear a la mascota. Su animalito avanza despacio y se acerca a los visitantes. Un par de niños huyen llorando, pero la mayoría sonríe. Porque, en el fondo, alquilar un zombi es alucinante hasta cierto punto en un festival como Metrópoli, que cerró ayer sus puertas en Gijón tras 10 delirantes días de cine, series, videojuegos, conciertos y cómics.
Es este un lugar donde el público se muere por un tebeo exclusivo, de fondo resuenan las bandas sonoras de Parque Jurásico y El señor de los anillos y se puede ver a una abuela sacándose fotos con un soldado del videojuego Halo, armado de ametralladora. Hay galletas de Darth Vader, gente disfrazada de Sailor Moon o Capitán América y tipos dispuestos a gastar 390 euros por llevarse una consola de antaño. Algunos lo considerarían un mundo “chocante”, como asegura una mujer que pasea por los estands con su pareja. Para otros, en cambio, la definición debe de acercarse más a lo que exclama una niña al acceder al recinto: “¡Ay, es el paraíso!”.
Ambos públicos, en todo caso, son bienvenidos para la organización. Tras alcanzar 107.000 visitantes en su primera edición, en 2014, este año el festival –al que este diario ha sido invitado-ha superado los 200.000 asistentes. Tantos como para que Marino González, uno de los tres directores, pueda presumir de una mezcla que considera única en España: en ningún sitio más, sostiene, coinciden proyecciones de Regreso al futuro y The Walking Dead, estrellas del cómic estadounidense, conciertos de Calle 13 y simuladores de realidad virtual. “Un Frankestein, un festival de festivales”, lo define.
El plato fuerte, la Comic-Con que se celebra en los últimos cuatro días, es quizás la clave del presente y el futuro de Metrópoli. El objetivo declarado de los organizadores es seguir el ejemplo de la más célebre cita homónima de San Diego. “De aquí a la quinta edición contamos con llegar a tener actores y directores de primera fila”, promete González. De momento, el festival cuenta con estrellas del cómic como Carlos Pacheco o Bob Layton, pero probablemente falta el nombre que atraiga al público masivo.
La clave, según González, es económica. Metrópoli cuesta 750.000 euros, cubiertos al 10% por fondos públicos y al 90% por privados. El certamen vive de las entradas -1,50 euros que subirán a 2,50 en 2016-, los patrocinadores y el alquiler de sus espacios a los expositores. “Más asistencia significa más publicidad, más colaboraciones, por tanto más invitados más famosos, y más público. Se retroalimenta todo”, defiende González, que también aspira a anular las pérdidas y ser cuanto antes un festival rentable.
Por lo pronto, Metrópoli cuenta con el entusiasmo contagioso de su público. Como los dos Fernando Fernández, padre e hijo de 43 y 10 años, que llevan la misma camiseta y se mueven frenéticos y entusiastas de un puesto de venta a otro. Algunos pasos por detrás, los abuelos muestran un cariño resignado: “Si viera usted su casa…”. O como las decenas de personas que asisten entregadas al auténtico acontecimiento que supone la final del torneo del videojuego League of Legends, que hasta cuenta con comentaristas en tiempo real.
Sea como fuere, en pasión difícilmente se pueda competir con los cosplayers [aquellos aficionados que se disfrazan de sus personajes favoritos]. El orgullo que muestra un joven al explicar que su traje no es de Pikachu sino de un Pokemon mucho menos común o el amor incondicionado que la veinteañera Alba Borrego declara a su heroína Lara Croft, de la que lleva puesta la ropa, ayudan a comprender este mundo. Al cosplay el festival ha dedicado varios talleres y charlas estos días. Todo bajo la supervisión y los consejos de la estrella Nadyasonika, mexicana de 25 años que lo ha convertido en su profesión. “La clave es mantenerte humilde, tener actitud positiva y buena onda”, explica. Ella hoy en día tiene mánager, clubes de fans y hasta algo en común con los zombis: hay niños que cuando la ven lloran.
Babelia
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