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Falomir: “El Prado era el enfermo de Europa, ahora es referente mundial”

Presentación del nuevo director adjunto, optimista con el aumento de visitantes foráneos

Miguel Falomir, director adjunto de Conservación e Investigación del Prado, y Elizabeth Crooper, directora de la Cátedra 2015.
Miguel Falomir, director adjunto de Conservación e Investigación del Prado, y Elizabeth Crooper, directora de la Cátedra 2015.MUSEO DEL PRADO

Cuando Miguel Falomir (Valencia, 1966) llegó al museo del Prado hace 18 años, con Fernando Checa como director, recuerda que la prensa extranjera decía que se trataba de un museo enfermo. Ahora, en cambio, está considerado como un modelo a exportar y un referente mundial. En su primer acto público como director adjunto del Prado, Falomir presumió de museo y se mostró optimista respecto al ligero aumento de visitantes extranjeros que ya ha empezado a registrarse en la pinacoteca. "Es una señal de que las perspectivas pueden empezar a ser buenas porque es gente que viene y gasta dinero en nuestra tienda. Tengo la esperanza de que también mejore el presupuesto, aunque yo de números no entiendo en absoluto y ese es un tema que no entra en mi competencia".

El debut institucional de Falomir ha sido un encuentro con la prensa para presentar en la galería central del museo la V Cátedra del Prado, dedicada a la pintura italiana barroca de las colecciones españolas e impartida por Elizabeth Crooper, directora del Center for Advanced Study in the Visual Arts (CASVA), perteneciente a la National Gallery of Art de Washington.

Falomir, hasta ahora jefe de departamento de Pintura Italiana del Renacimiento, explicó que durante los dos meses últimos, desde que se hizo oficial que sustituiría a Gabriele Finaldi, este se ha ocupado de que su aterrizaje en sus nuevas funciones fuera lo más suave posible. "La gran diferencia", explicó, "es que hasta ahora yo he trabajado solo, ocupándome de temas de mi área. Ahora tengo que pensar en el museo y en la coordinación del trabajo de los demás".

En este tiempo de transición se ha ido enterando al detalle del funcionamiento interno de cada departamento. Entre las muchas sorpresas de la vida del museo que desconocía, señala un programa para presidiarios que hace tiempo existe en la pinacoteca y del que no tenía ni idea. "Hay muchísimas actividades de las que no te enteras si solo estás centrado en una parcela. Ahora es tiempo de participar en todo".

Entre sus tareas inmediatas está la elaboración del programa de exposiciones temporales para el próximo año y la puesta en marcha de los actos conmemorativos del bicentenario del museo, que se celebrará en 2019.

Respecto a la nueva Cátedra del Prado, que se impartirá el próximo curso, Falomir contó que la pintura italiana barroca es una de las más olvidadas dentro del museo, pese a estar muy bien representada. "Es la mejor que se puede encontrar fuera de Italia. Cuando llegué no se exponía ni Caravaggio. Era uno de esos tesoros ocultos que puede que todavía no esté bien representado".

Elisabeth Crooper añadió que hace 50 años, a los artistas de este periodo no se les consideraba importantes y que las obras del Prado tampoco eran tan conocidas fuera de España, salvo las de los grandes maestros. Su curso se ocupará, precisamente de terminar con este desconocimiento explicando la transformación del concepto de pintura llevada a cabo por los Carracci y de quienes se consideran sus herederos: Guido Reni, Domenichino, Guercino y Francesco Albani; todos ellos espléndidamente representados en la galería central del Prado.

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