“Luna vuelve para cuidar de su legado. No es un acto nostálgico”
La banda neoyorquina de culto de los años noventa reaparece en varios festivales. “Los discos que hicimos son como hijos, quieres verles hacerse mayores”, dice Dean Wareham
Las oportunistas reunificaciones de grupos que abandonaron por falta de éxito, o hastiados entre ellos tras haber hecho realidad el sueño dorado de la funesta celebridad y las cuentas saneadas, son desde siempre una bien remunerada tradición. Los neoyorquinos en origen Luna, que durante los años noventa flirtearon con la fama pero no pasaron del culto minoritario, se suman ahora a ese reciclaje que últimamente mantiene al rock hechizado por su pasado.
“Hay quien lo hace por dinero’’, aclara Dean Wareham (Wellington, Nueva Zelanda, 1963). “Aunque se detesten y apenas se hablen, suben juntos a escena y se llevan un pastón. Otras bandas no reconocidas en su día, pienso en Young Marble Giants, se reúnen para recordarnos que existieron o por la gloriosa sensación de pisar un escenario tras años en una oficina. Esa gran industria que son actualmente los festivales lanza ofertas muy generosas para juntar a determinados grupos. La crisis discográfica ha incentivado la música en vivo’’.
Hay quien vuelve por dinero. Aunque se detesten y apenas se hablen, suben juntos a escena y se llevan un pastón" Dean Wareham
Wareham, que en 1977 emigraba con sus padres a Estados Unidos, estudió Sociología en Harvard. Allí funda, en 1987, su primer grupo con la pareja Damon Krukowski y Naomi Yang. Galaxie 500 conectarán con la emergente escena alternativa desde su melancólico minimalismo y atmosférica introspección, esbozando una de las tendencias que informan el auge comercial del indie-rock: guitarras dulcemente electrizantes, emociones entre desvaídas y punzantes. Diferencias personales finiquitaban Galaxie 500 en 1991; Luna capitalizaría ese legado minoritario al ser contratados por Elektra. Pese al apoyo de una multinacional, no llegan a vender las cifras astronómicas de otros grupos y languidecen en el circuito indie. Hace 10 años que lo dejaron.
“Quisimos volver en el décimo aniversario de nuestro último concierto’’, explica. “Se nos hizo una propuesta desde España y, ya que vamos a reeditar en vinilo los primeros cinco álbumes, también actuaremos por Estados Unidos. Debes cuidar de tu legado, aun mínimamente. Los discos que hicimos son como hijos, quieres verles hacerse mayores. Curiosamente, no me parece un acto nostálgico, han pasado solo 10 años. En ese lapso, ¿cuántos discos han grabado Yo La Tengo? Ver a Sex Pistols o Beach Boys sí resulta extraño, los identificas con la cultura de la que surgieron. ¿Qué podemos ofrecer Luna hoy? Espero que el placer de la música en vivo. En los mejores momentos, la canción se esfuma y nos sentimos conectados’’.
En 1993, Luna actuaron de teloneros a unos presuntamente reconciliados Velvet Underground. Tenía sentido: Wareham interiorizaba cierta esencia de la banda de Lou Reed. Esta conexión volverá a beneficiarle cuando, en 2009, tras algunos discos con su compañera y bajista Britta Phillips, le proponen musicar los redescubiertos Screen Tests de Andy Warhol, fotomatones fílmicos de la fauna que frecuentó la Factory. Lo que iban a ser unas pocas presentaciones auspiciadas por el Warhol Museum contabilizan ya más de ochenta por todo el mundo (el espectáculo podría verse en España el próximo año). Estos silentes, estáticos primeros planos en blanco y negro, se proyectan sobre una gran pantalla mientras suenan tonadas acordes. Tom Verlaine y Alan Vega se unieron recientemente al proyecto.
“Nunca olvidaré dónde estaba al enterarme de la muerte de Lou Reed’’, recuerda Wareham. “En Las Vegas. La noche anterior habíamos presentado Songs for Andy Warhol’s Screen Tests. Me gusta pensar que, mientras él vivía las últimas horas, yo contemplaba su imagen y cantaba I’m not a Young Man Anymore. Al principio no sentí aflicción, sabíamos que le habían trasplantado el hígado. Fui consciente de la pérdida al volver a escuchar sus canciones. Cuando cantaba bien, y no siempre lo hacía, era muy especial. Me sorprendió el impacto en las redes: perdíamos a una figura cultural crucial, no solo a un músico, alguien que había empoderado a muchas personas en todo el mundo. No creo que la muerte de Rod Stewart generase tanto pésame’’.
Autor de letras elípticas, en 2008 Wareham vertía sus experiencias profesionales en las memorias Postales negras, aquí traducidas por Libros de ruido. El relato, de afinada prosa, arranca en los últimos años ochenta, centrándose en los noventa. Sin entonces saberlo, estaba retratando desde dentro un negocio al alza que pronto sería sentenciado por Internet. Buscando justificación psicológica a las presiones y escollos de esa vida en el rock que le costó un divorcio, desvelaba escarceos con drogas y sexo fortuito. Pero no es la bestia habitual, sino un chico de clase media que sabe mantener un cierto equilibrio y llora al ver partir a su hijo de corta edad. ¿Hubiese sido todo distinto de haber despegado Luna comercialmente?
De habernos hecho ricos, Justin no hubiese dejado el grupo, no hubiésemos buscado nuevo bajista y no habría conocido a Britta"
“Quizá tendría una casa en las colinas de Los Ángeles con una gran piscina, y conduciría un Mercedes en vez de un Subaru de 2003’’, bromea. ‘’Pero, de habernos hecho ricos, Justin (Harwood, miembro fundador de Luna, previamente en los neozelandeses The Chills) no hubiese dejado el grupo al despedirnos Elektra, no hubiésemos buscado nuevo bajista y no habría conocido a Britta. Así que acepto lo que me deparó la vida. La verdad es que ni Justin ni yo tuvimos grandes expectativas de llegar a ser Oasis o Stone Temple Pilots. No con mi voz…’’.
Wareham, que desecha la posibilidad de nuevas grabaciones de Luna, concede que quizá los fans acudan a verlos por nostalgia. Añade no obstante que, aunque en algún momento pueda abrumarle la emoción, la vista desde el escenario es otra. “Quizá eso sea la nostalgia’’, zanja. “En su origen griego, significaba: la tristeza de regresar al hogar’’.
Luna en España: 17 de abril, Gijón, Gijón Sound Festival; 18, Santander, Escenario Santander; 19, Mallorca, Teatre Lloseta; 20 y 21, Madrid, teatro Lara; 22, Valencia, La Rambleta; 23, Barcelona, Bikini; 24, Zaragoza, Las Armas; 25, San Sebastián, Intxaurrondo; 28, Cádiz, Aulario La Bomba; 29, Huelva, Las Cocheras del Puerto; 30, Granada, Planta Baja; 1 de mayo, Murcia, Festival SOS 4.8; y 2, Girona, In-Somni.
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