_
_
_
_
OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Futuro encima

A la espera de la verdadera encuesta del domingo, la marca Susana se ha volcado en transformar cualquier crítica y afrenta en crítica y afrenta a Andalucía

David Trueba
Juan Manuel Moreno Bonilla, Antonio Maíllo y Susana Díaz
Juan Manuel Moreno Bonilla, Antonio Maíllo y Susana Díaz

Está por ver si el surrealista informe de la Agencia Tributaria sobre la financiación ilegal del PP influye en las elecciones andaluzas. La región que patentó la guasa gozará con el ministro Montoro involucrado en tanta asesoría bien pagá de sus socios de despacho y ese informe que ha dejado al juez Ruz y a España patitiesos. Flaco favor a la campaña de oposición de su partido, que se ha fundamentado en la denuncia de corrupción y de desprestigio institucional en la Junta andaluza. Estos accidentes se suman al diagnóstico televisivo de los dos debates que se organizaron en Canal Sur y TVE.

Para muchos analistas, el vencedor en esos debates era cualquier partido que no estuviera representado en ellos. Es algo que se viene produciendo desde dos años atrás, cuando alternativas como UPyD, Ciudadanos y Podemos cifran su avance en los errores de los demás, en particular de los dos grandes partidos, más que en aciertos propios. A la espera de la verdadera encuesta del domingo, la marca Susana, con estudiados aires setenteros a medias entre el trío Acuario y la primera María Jiménez, se ha volcado en transformar cualquier crítica y afrenta en crítica y afrenta a Andalucía.

El reduccionismo de esta estrategia, ya probada en media España por otros presidentes, condiciona el salto hacia el liderazgo nacional no tanto a las evidentes ambiciones, sino a elaborar un discurso más maduro y fundamentado en reformas imprescindibles de la Administración pública.

Moreno Bonilla no ha parado de repetir que la candidata socialista solo aspira a marcharse a Madrid. Pero le ha pasado como a Montoro con los defraudadores, que resulta que los tenía más cerca de lo que pensaba, y la apariencia más evidente es que el candidato conservador será quien regrese al poder central compensado por quien le aupó como candidato en el desierto.

La aparatosidad de su proceso de descandidaturas en Madrid también deja al desnudo que la coalición IU puede que contenga izquierda, pero unidad, poca. Son los tres partidos no invitados a esos debates, encorsetados y sin la recomendable presencia de periodistas armados de rigor y preguntas incómodas, los que van a definir la aritmética de ese futuro que tenemos encima.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_