Valentín Rasputin, clásico de la literatura rusa del siglo XX
De ideas refractaris a la modernidad, era considerado como uno de los pioneros del ecologismo en su país
Valentín Rasputin, clásico de la literatura rusa del siglo XX, falleció en una clínica moscovita el sábado pasado, un día antes de cumplir los 78 años de edad. Sufría de cáncer y había sido hospitalizado de urgencia dos días antes, ya en coma.
Rasputin es una figura clave del movimiento prosa de la aldea, al que pertenecieron escritores como Vasili Belov o Fiódor Abrámov, surgido en la época del deshielo de Nikita Jrushchov y, a diferencia del realismo socialista imperante entonces, crítico con la sociedad. Los representantes de esta tendencia denunciaron a través de su obras la situación del campesino, la paulatina desaparición de las aldeas con su peculiar modo de vida tradicional ruso, que a menudo idealizaron.
Se podría incluir a Valentín Rasputin entre los primeros ecologistas rusos: combatió la idea de cambiar el curso de los grandes ríos siberanianos y luchó por la protección del lago Baikal, amenazado por la contimación industrial, principalmente de la fábrica de celulosa a sus orillas.
Por sus ideas políticas, Rasputin fue nacionalista y reaccionario. Contrario a la perestroika de Gorbachov, criticó en general la modernización del país, lo que quizá se explique por lo que significó para él ver desaparecer bajo las aguas del embalse de la central hidroeléctrica de Bratsk tanto la aldea donde nació como aquella en la que se crió desde los dos hasta los 10 años. Antiliberal consecuente, opositor a la sociedad de consumo y admirador de los zares y de Stalin, Rasputin fue asimismo un hombre profundamente religioso.
Rasputin había nacido el 15 de marzo de 1937 en el poblado de Ust-Udá, en Siberia oriental, en lo que hoy es la provincia de Irkutsk, donde vivió hasta los dos años; luego la familia se mudó a Atalanka (las localidades que hoy llevan esos nombres no son las originales, son las creadas después de la construcción de la central hidroeléctrica), y una vez terminada la primaria (entonces de solo cuatro años) fue enviado al centro distrital, a 50 kilómetros de distancia. Los estudios superiores los hizo en la facultad de Historia y Filología de la Universidad de Irkutsk; por esa época comenzó a escribir sus primeros reportajes. Después de terminar la universidad (1959), trabajó en diversos periódicos de la provincia y de Krasnoyarsk. Su primer libro –Una tierra junto al mismo cielo– apareció en 1966.
Sus obras más conocidas son el cuento Lecciones de francés (1973) y las novelas cortas Vive y recuerda (1974) y Adiós a Mitiora (1976), todas llevadas al cine. Las dos últimas han sido traducidas al español, así como Dinero para María (1967). Su última obra de ficción apareció en 2003.
Rasputin fue distinguido con numerosos galardones, entre ellos, los premios Estatal de la URSS, Solzhenitsin y Dostoyevski. Fue velado el martes en la catedral moscovita de Cristo Redentor y ayer el patriarca de Moscú y Toda Rusia, Cirilo, ofició la misa de cuerpo presente. Será enterrado en Irkutsk, en el Monasterio del Platytera (icono de la Virgen María) por decisión de sus familiares, aunque él había pedido que lo sepultaran en esa ciudad pero en el cementerio Smolensk, junto a su hija María, organista que pereció en un accidente aéreo en 2006, y su esposa Svetlana, fallecida en 2012. La provincia de Irkustk ha declarado cuatro días de duelo oficial por la muerte de Rasputin.
Babelia
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