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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Imítame tú

En vez de replicar la voz o los gestos de sus víctimas, Joaquín Reyes consigue que se parezcan a él. En la radio brilla sin disfraz ni maquillajes: puro guion

Ricardo de Querol
Joaquín Reyes, como Esperanza Aguirre 'Aguirreitor', en el cajero de la Gran Vía donde detuvo su coche.
Joaquín Reyes, como Esperanza Aguirre 'Aguirreitor', en el cajero de la Gran Vía donde detuvo su coche.

“Soy tan humilde que a veces se me olvida que soy la hostia”. Lo dijo Pablo Iglesias metido en la piel de Joaquín Reyes, con su coleta y su media barba. El Pedro Sánchez del cómico de Albacete, sin embargo, llora a las primeras de cambio, suplica que le voten y plantea sustituir el Toro de la Vega por un peluche. Si no te ha hecho una parodia Reyes es que no eres nadie. Pero nada es amable en sus caracterizaciones: sacará tu lado más patético.

Hay imitadores, como Carlos Latre, que replican con precisión la voz de los imitados, sus gestos, sus tics. A ratos nos parece estar ante el original. Lo de Reyes también tiene mérito: hace que los personajes se parezcan a él. Que hablen en su jerga, con acento manchego y alargando las erres. Se disfraza, se pone peluca y se maquilla sin dejar de ser él mismo. Se lleva a la víctima a su terreno, el del disparate.

“No tengo una sola foto con nadie de clase media”, dice el Pequeño Nicolás de Reyes. No deja títere con cabeza. A Monago lo sacó explicando, tras sus viajes a Canarias: “Es que Extremadura para el amor es la bajona”. Letizia “primera de España y quinta de Malasaña” confiesa que es “hipster antes que reina”. Su Esperanza Aguirre, Aguirreitor, avisa a su marido: “Como no hayas arreglado la caldera te externalizo y duermes en el sofá”. Marine Le Pen admite que es “más chunga que los Chunguitos”.

Reyes impulsó ese humor underground, castizo y feísta que nació de La hora Chanante. Vagó por distintas cadenas y horarios; aún así tiene un público fiel que le adora. Ahora explota su ingenio en El Intermedio (laSexta) y en la SER. En el Carrusel deportivo —que con Jesús Gallego salpica el fútbol con chistes, indie y brit-pop— brilla sin pelucas ni maquillaje. Puro guion. A Toni Nadal, que rechazó a una entrenadora para la Copa Davis, le hacía decir: “No quiero que se me entienda mal: prefiero un chimpancé que a una mujer. Lo mío no es machismo. Es que soy vintage”. Su Cristiano Ronaldo también es humilde, “el más humilde del mundo”.

Tampoco se disfraza en Yu: No te pierdas nada (40 Principales), donde se atreve con Kim Jong-un, enfadado por la película en que quieren matarlo. “Matar al principio hace gracia pero luego es cansinísimo. Hay veces que yo, por no levantarme a ejecutar, no ejecuto”. No se arruga nunca. Él sí que es Charlie.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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