Hidrogenesse: “Nos gusta estar del lado de lo viejo y lo excéntrico”
El dúo graba y produce al margen de corrientes y de la industria. Más artistas conceptuales que músicos, lanzan 'Roma', un álbum de “antiguallas y ruinas”
Nada es interesante hasta que no se hace viejo, proclama el dúo Hidrogenesse. Sobre esta máxima han concebido y construido Roma, un disco de canciones que tratan sobre cosas que son antiguas, y que termina siendo una especie de contenedor donde se mezclan todo tipo de conceptos y personajes. “Disfrutamos 20 veces más de un grupo que nos gusta si tiene una trayectoria larga”, explica Carlos Ballesteros desde Barcelona por videoconferencia. A su lado, Genís Segarra, añade que “eso se debe a que puedes sumar todo lo que te han ido dando a lo largo del tiempo. Como grupo, siempre nos ha gustado sentir que estamos en el lado de los viejos. Para nosotros, viejo equivale a excéntrico, un concepto que no tiene que ver con la edad sino con la actitud, con ir a tu aire”. Pocos grupos musicales en España van más a su aire que Hidrogenesse, que operan al margen de cualquier corriente actual y hasta se podría decir que al margen de la industria. Publican sus discos a través de Austrohúngaro, sello que crearon a finales del siglo pasado para dar salida a creadores que les gustaban. “Hemos editado –cuenta Carlos- a grupos de los que pensábamos que, si no les apoyábamos nosotros, acabarían perdiéndose por una u otra razón. Son artistas que no persiguen tener una carrera convencional, que no encajan en ninguna otra parte”.
Al sello lo bautizaron después de que Genís leyera una entrevista con Luis García Berlanga, en la cual el director contaba cómo dicha palabra se convirtió en su talismán. “Le preguntaron si era consciente de que se pronunciaba en sus primeras películas y pensó que si seguía apareciendo, le daría suerte. Pero para entonces ya tenía montada la siguiente. Así que en doblaje, aprovechando que había una escena en la que aparecía un carro tirado por caballos, insertó la frase “¡arre, Austrohúngaro!”. Es un nombre que no describe la música que sacamos. También define un lugar que solo existió en un tiempo y en un lugar. Llamar a nuestro sello Austrohúngaro es lo mismo que llamar a nuestro nuevo disco Roma”. Desde ese refugio artístico, Hidrogenesse ha desarrollado su particular obra desde un flanco alternativo, generando ideas y discursos que hacen en pensar en ellos como artistas conceptuales que como músicos. “Nunca nos ha atraído hacer algo que ya haya hecho antes alguien. Queremos aprender a hacer cosas, o aprender a olvidar cómo hacerlas y componer una canción sin estrofa, sin ritmo. Que el estribillo legue cuando tenga que llegar y si estamos tocando una parte que nos gusta, no tener prisa por concluirla. No es que no nos guste el pop, pero igual es que no se nos da bien hacerlo”.
Esta poderosa visión vuelve a proyectarse en Roma, disco hecho “de cosas viejas, de antigüedades y antiguallas, de ruinas”, que es también un concepto de belleza. “Hubo una época –prosigue Genís- en la que todo lo que nos gustaba era Roma. Veíamos la torre Eiffel y decíamos, “mira, Roma”; o estábamos en México y nos llevaban a algún lugar muy guay y decíamos, “mira, Roma”, por lo bonito que era. Es un concepto nuestro que, como el de lo viejo, no coincide con la realidad objetiva”. El álbum se abre con “Dos tontos muy tontos”, un elogio musicalizado a los dúos y las parejas. “Lo vemos como una cuestión darwinista –dice Carlos-. Los individuos que se agrupan de dos en dos tienen más posibilidades de sobrevivir que los que están solos o forman grupos más numerosos. Esa es nuestra teoría de la evolución”. “Una vez hecha la canción –añade Genís-, se la enseñamos a alguien y quisimos explicársela con la frase que se convirtió en su título. Nos dimos cuenta de que había que llamarla así porque las cosas funcionan mejor con humor, porque si dices que es como Bouvard y Péuchet de Flaubert es posible que no te entiendan”.
En una comunidad tan aburrida como Cataluña, personajes extravagantes como Terenci Moix te daban la vida”
También defienden el valor de los secretos en una época en la que todo se sabe gracias a Internet. ““De qué se trata” y “That international rumour” hablan de rechazar la información –apunta Carlos –que es una de las cosas más poderosas que puedes hacer hoy. Decir: “No quiero saberlo, no voy a hacer clic en ese link…” Tampoco faltan canciones interpretadas en catalán, algo habitual en el repertorio de un grupo imposible de encorsetar. “Parece que solo puede usarse para hacer cierto tipo de música –afirma Genís-, y no, nuestro tipo de canción también se puede hacer en catalán. Además, tiene un efecto balsámico combinar lenguas diferentes incluso en una misma canción. Kraftwerk lo hacía y a mí me chiflaba, sabías lo que estaban diciendo pero no siempre lo entendías”.
El álbum comenzó a cobrar forma en 2009 –y en ese sentido, también es antiguo-, pero fueron dándole prioridad a otros proyectos. Uno de ellos fue Un dígito binario dudoso (2012), su particular homenaje a Alan Touring. “Queríamos apuntarnos a su centenario cuando éste se celebró y decidimos que nuestro disco tenía que coincidir con él”, dice Carlos de uno de esos extraños casos en los que el universo de Hidrogenesse y entra en contacto con el prsente tal y como la conocemos. No olvidemos que fundaron Austrohúngaro en 1999, y frente a la expectación general ante la llegada de un nuevo milenio, ellos decidieron avanzar hacia atrás en el calendario hasta situarse a principios del siglo pasado. “Había esa paranoia acerca de que si los ordenadores se resetearían a fechas imposibles y a nosotros nos pareció divertido vernos haciendo nuestros discos en 1900”. El depósito legal de Roma está fechado en 1915.
Dicha travesura le encantaría a Terenci Moix, personaje que también camina por Roma. “Hace unos años pudimos visitar su biblioteca. Allí estaba todo –recuerda Genís-, los libros de Agatha Christie que leía de pequeño, volúmenes sobre estrellas de Hollywood, reproducciones de pirámides…” Para la canción “Moix” usaron textos de Terenci del Nil que a su vez adaptaba textos del Libro de los Muertos egipcio a la particular idiosincrasia del escritor. “Nos gusta –continúa Genís- por su condición de enfant terrible mediático. Cuando te fijas en él, lo primero que agradeces es el personaje; luego lo lees y lo que escribe está a la misma altura. En una comunidad autónoma tan aburrida como Cataluña, personajes como él te daban la vida. Me recuerdo de pequeño, viendo a ese señor tan extravagante diciendo esas cosas. Era escandaloso sin ser ordinario, muy fino y a la vez muy bruto. La gente popular tendría que ser así”. Al igual que Liz Taylor, la momia, Sparks y otros fetiches de Hidrogenesse, Moix ya forma también parte de ese territorio imaginario que es Roma.
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