Martina después de ‘Violetta’
La actriz confirma que quiere seguir cantando aunque termine la serie que la hizo famosa
Se ha estampado su cara en casi cualquier producto. En lápices, cantimploras, cuadernos y camisetas, aunque también en toallitas húmedas, platos, paraguas y bicicletas. Martina Stoessel (Buenos Aires, 1997) se convirtió en una estrella mundial a los 15 años, cuando la serie Violetta de Disney Channel enamoró con música y drama adolescente a millones de niñas al estrenarse en 2012. “Fue un sueño hecho realidad”, recuerda en una conversación telefónica con EL PAÍS desde Argentina. Y sí, empieza a hablar en pasado: este mes se ha anunciado que la tercera temporada, estrenada en España el pasado 22 de septiembre, será la última. Stoessel se despide del papel de su vida y empieza a enfrentarse a la incertidumbre de lo que viene en el futuro.
“Vamos con mucha energía. En enero arrancamos la gira con un show distinto, nuevas canciones, nuevas coreografías, todo con mucha emoción porque será el adiós”. Habla de Violetta Live, que arranca en Madrid el próximo 3 de enero en el Palacio de los Deportes. Ese día habrá doble función (a las 16.00 y a las 20.00), como suele ocurrir cada dos o tres fechas en sus giras, y dice que además de sus temas también interpretará Libre soy, el que grabó para la versión latinoamericana de la película Frozen (2013). En total visitarán 22 ciudades europeas y harán 75 espectáculos. Parece mucho pero en realidad es menos que el año pasado, cuando hicieron 200 presentaciones en seis meses de gira. “A mí me encanta estar en el escenario. Es lo que más me gusta hacer. Y claro que estamos entusiasmados por volver”, dice con una sinceridad comprobada por el aguante a su itinerario de trabajo.
Justo antes de atender el teléfono estaba grabando una escena con Jorge Blanco, que interpreta a León en la serie. “Pero no te puedo contar de qué porque era la última escena”, apunta con picardía. “Sabemos que la gente va a estar triste. Nosotros estamos tristes también. Todos lloramos porque es la última vez que vamos a estar haciendo esto, pero es lindo que arranquen proyectos nuevos”, y explica que a Violetta le debe toda su experiencia como actriz y cantante; aunque ahora debe pensar en el futuro.
El primer álbum del programa ganó un cuádruple disco de platino en Argentina
No quiere confirmar nada, pero al preguntarle qué quiere hacer, Spoessel sabe perfectamente cuál es su respuesta: cantar. “Quizás me gustaría hacer cine solo por la experiencia de grabar algo diferente a la televisión, pero me encantaría seguir cantando”. Y para eso se ha estado preparando. Las clases de baile y canto que empezó desde antes de salir en la tele no han parado, y ahora también toma clases de guitarra. No tiene experiencia componiendo, pero todo apunta a que prepara una carrera como solista.
Será difícil superar, sin embargo, el éxito de Violetta. Solo entre abril y junio de 2014 la serie superó los 40 millones de telespectadores, de los cuales 8,2 millones eran en Europa, Oriente Medio y África. La primera banda sonora del programa consiguió cuádruple platino en Argentina por vender más de 180.000 copias y fue disco de platino en España, manteniéndose en el segundo puesto de los discos más vendidos durante dos semanas en 2012.
Pero Stoessel ha demostrado que puede con la presión. Especialmente porque ha pasado dos años bajo el microscopio idealizador de miles de chicas desde los cuatro hasta los 17 años, que miran todos sus movimientos, copian su ropa y se creen las historias que ven en la tele. “Esa es una responsabilidad relinda. Nunca me ha costado hablar y mostrarme como soy, y eso la gente lo nota. Creo que lo mejor que puedo hacer es no perder la esencia. Disfrutar de lo que hago, que esto no se vuelva un trabajo, sino que siempre me haga feliz”.
Tiene confianza en sí misma y en sus posibilidades como cantante. Tanto que no se ha planteado estudiar una carrera: “Si estudio algo me gustaría decidirme por producción o dirección. Me llama la atención el trabajo que no se ve, la creación de ideas”. Esto es simplemente un plan b, en caso de que no consiga que sus fanáticas la llamen por su nombre real.
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