Los robots también enamoran
Test. Tienen cinco segundos para pensar en su personaje favorito de la historia de la animación de Disney. ¿Hecho? Probablemente la respuesta se parezca a las que ofrecían hace una semana varios alumnos de una escuela madrileña de diseño: Aladdín, Bambi, Baloo, Pumba, Timón... Es decir, personajes y películas de antaño. Tal vez dependa de la inevitable nostalgia por la juventud que se fue, o tal vez en los últimos lustros Disney no haya estado a la altura de su memorable pasado. Sea como fuere, la compañía cree contar ahora con un arma capaz de volver a ganar la guerra por los corazones: Baymax, el robot protagonista de Big Hero 6, su estreno navideño para 2014.
En realidad, Baymax no es una creación original de la casa. Tanto él como la película se inspiran en uno de los cómics quizás menos conocidos de Marvel, que Disney adquirió hace XXXX. De hecho, es la primera vez que la compañía aprovecha un producto original de la llamada casa de las ideas. Pero los enlaces entre cómic y películas a duras penas superan el título homónimo. “Fue positivo que no fuera una obra tan conocida, porque si no la gente habría traído sus propias expectativas sobre cómo tenían que ser los personajes y la historia. Usamos el material original para crear nuestra propia idea”, defiende Chris Williams, codirector del filme. Tanto que Marvel no aparece citada por ningún lado, salvo la secuencia homenaje que sigue a los títulos finales.
Quizás el propio Baymax sea el símbolo más claro de esta distancia. En el tebeo es una suerte de máquina de guerra que a la vez hace de padre a Hiro, el joven chico que lo inventó y que perdió a su progenitor. En el filme, en cambio, es un redondo y torpe robot enfermero, a medias entre una enorme almohada y el hombre Michelin. “Necesitó un año de diseño. Debía tener una estructura nada amenazante, que mezclara la tecnología y su deseo de ayudar; y había que ser cuidadosos con los movimientos que iba o no iba a hacer”, explica Valentín Amador, animador español de la película. El resultado, tan lento como enternecedor, ha sido aplaudido por la mayoría de los críticos hasta la fecha.
Parece funcionar, por tanto, la elección de pescar en la sombra de Marvel más que en su primera línea. “Nunca había oído hablar de ese cómic. Lo encontré en la web de la compañía. El titulo sonaba bien. Y resulta que iba de un equipo de superhéroes japoneses. Todavía más chulo. Además era una suerte de carta de amor de los autores a la cultura pop del país”, relata Don Hall, el otro codirector, además de responsable de que todo el proyecto se pusiera en marcha. Fue él quien sacó, contra todo pronóstico, el nombre de Big Hero 6.
“Sorprendió incluso a los de Marvel. Tal vez ni ellos supieran que lo poseían”, bromea Williams. El caso es que Don Hall se presentó con esta –y más propuestas que los directores rechazan detallar- a la reunión que todo cineasta Disney afronta con John Lasseter. Así funciona, desde que Disney compró también Pixar y el papá de Toy Story manda en casa de Mickey Mouse. “Nunca propones solo una idea, sino al menos tres. El objetivo es que no te enamores de una sola historia”, explica Hall. “Necesitas primero implicar a John. Entonces, hay una reunión con otros directores y tipos listos que opina sobre el film. Tienes el lujo de esuchar muchos puntos de vista, aunque al final depende de ti, no estás obligado a coger ningún consejo”, añade Williams.
Babelia
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