El brillo de una España atrasada
Una exposición en la Residencia de Estudiantes pone el foco en la fecunda generación del 14 y su proyección en Europa y América
Un retrato de Santiago Ramón y Cajal vestido de oscuro y con mirada segura, pintado por Sorolla en 1906, año en que el científico español recibió el Premio Nobel de Medicina, demuestra que en la España de comienzos del siglo XX había figuras en las ciencias y en las artes –el pintor valenciano triunfó ese mismo año con una exposición en París– que estaban imbricadas en la élite europea. Esta es la tesis que defiende con argumentos de peso como obras artísticas, libros, documentos, fotografías, cartas, películas… Redes internacionales de la cultura española. 1914-1939, exposición en la Residencia de Estudiantes.
Esta brillante etapa tuvo como punto de partida el proyecto modernizador de Francisco Giner de los Ríos, padre de la Institución Libre de Enseñanza, nacida en 1876, que buscó a través de un nuevo sistema educativo acabar con la España ensimismada. Los frutos llegaron con "la generación del 14, uno de los periodos más fecundos en la historia de España, en la que hubo vínculos muy estrechos entre los científicos y los pensadores", explicó Teresa Lizaranzu, presidenta del organismo público Acción Cultural Española, que organiza la exposición conjuntamente con la Residencia. "Estas personalidades ayudaron a integrar nuestro país en Europa, y con proyección en Estados Unidos", añadió.
'Redes internacionales de la cultura española. 1914-1939' recoge obras artísticas, libros, documentos, películas, fotografías...
De ahí que la primera sala de esta exposición que permanecerá abierta hasta el 8 de marzo se titule Por Europa y América, en la que pueden verse las cartas que cruzaron Rilke y Rodin con Zuloaga. El escultor alemán y el pintor español "dejaron de hablarse un tiempo, porque en una visita de Rodin a Toledo, Zuloaga le enseñó la obra de El Greco y le pareció detestable", contó como anécdota el comisario del Centenario de la Residencia, José García-Velasco. Este precisó que en esas primeras décadas del siglo pasado "España sí era un país atrasado, con casi la mitad de su población analfabeta, pero a la vez, como puede verse, éramos Europa".
En este cruce de caminos hubo españoles reconocidos fuera, como el compositor Manuel de Falla en París; y genios como Madame Curie y Albert Einstein que vinieron a foros de científicos españoles. En la primera sala llaman la atención los delicados dibujos a tinta de Ramón y Cajal (Formación de placa senil), o el original Traje Delphos que diseñó el artista Mariano Fortuny en su etapa en Venecia, en 1910, un elegante conjunto de raso de seda plisada en violeta.
En el espacio Entreguerras se subraya que esas redes entre la intelectualidad y los artistas españoles y el resto del mundo resistieron, en poco más de 20 años, al primer conflicto mundial, el totalitarismo soviético, el nazismo y la Guerra Civil. Al comienzo de este negro periodo huyen de la capital francesa para recalar en Madrid la pintora cántabra María Blanchard —de la que puede verse Composición cubista-Naturaleza muerta verde con lámpara (1916-17)— y el poeta chileno Vicente Huidobro, del que se muestra un precioso caligrama en forma de molino de viento, de 1922. En otra pared sobresale La bouteille de vin (La botella de vino), de Juan Gris (1918) y el busto en bronce Joven española, de Gargallo (1921). Es también el momento en que nace, en 1923, la Revista de Occidente, la publicación que impulsa el gran intelectual español del siglo XX, José Ortega y Gasset, para ofrecer "un panorama esencial de la vida europea y americana", como explica la cartela.
Pero si hay una pieza del periodo de entreguerras que refleja el fracaso de los esfuerzos por vivir en paz es el boceto del muralista Josep Maria Sert titulado Lo que une y separa a los hombres (1935-36), alegoría de los cinco continentes y cuyo destino fue decorar la sede en Ginebra de la Sociedad de Naciones, el precedente de la ONU.
Con la guerra y el exilio se llega al final del recorrido expositivo. La "España peregrina", que llamó el poeta José Bergamín, tuvo un gran recibimiento en México, Argentina, Estados Unidos y Puerto Rico gracias a las relaciones tejidas tiempo atrás con la élite cultural e instituciones americanas. En las vitrinas de esta sala luce un ejemplar de Poesía (1940), de Rafael Alberti, publicado por la editorial bonaerense Losada; otra exiliada fue la surrealista Maruja Mallo. Suyos son los óleos Naturaleza viva con rosa (1942) y Cabeza de mujer negra (1946). Otros que no se exiliaron también fueron reconocidos internacionalmente, como Dalí, portada de la revista Time en diciembre de 1936 en la que el artista catalán fue retratado por la cámara de Man Ray.
Babelia
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