El rumbo preciso de Paco de Lucía
La Bienal de Flamenco de Sevilla recuerda al guitarrista como a un revolucionario influido por el impresionismo y el jazz
Cada vez que se ponía a tocar la guitarra, Paco de Lucía celebraba el disparate de la vida desde lo más profundo. Tras su muerte, en febrero pasado, la Bienal de Flamenco de Sevilla le dedica su edición de este año con un simposio coordinado por el periodista Juan José Téllez. Entre otras cosas, se tratará la figura de Paco como la de un revolucionario de la música.
No es descabellado tratar como revolución su música, pues Paco de Lucía no sólo se conformó con interpretar el espectro sonoro, sino que lo transformó sin perversiones comerciales, devolviendo la decencia a un folclore que permanecía sumido en un complejo de inferioridad con respecto a otras músicas. Hasta que llegó Paco, la guitarra flamenca era instrumento que servía como adorno para acompañar al cante, poco más. Para conseguir lo imposible, Paco se sirvió de la lumbre de la tradición milenaria que proyectaría hasta los últimos fuegos, iluminando un camino por el que hoy circulan sin tropiezo las nuevas generaciones de guitarristas.
La originalidad de un artista reside en el encuentro con los orígenes de su expresión. El careo con la raíz flamenca en el cuarto de los cabales, sumado al estudio de las formas clásicas más cercanas al folclore popular y todo ello enriquecido con los fraseos a la manera del jazz, constituyen lo que hoy día viene a ser la última revolución armónica. Hay que tener en cuenta estas coordenadas a la hora de acercarnos a la música de Paco de Lucía.
Su formación clásica se hace evidente en la estructura de cada una de sus piezas. El impresionismo, que el guitarrista calentó en la hoguera remota de la gitanería, viene dado por el "nacionalismo musical español", en especial, por Manuel de Falla. Llevado por la intuición sonora y sumando horas de estudio con la guitarra sobre la pierna cruzá, como él decía, Paco recogió la influencia notoria de Debussy y del impresionismo francés por cuenta de Manuel de Falla y de su ballet dramático. Aunque la tinta rancia de los pentagramas nunca fue lo suyo, un oído privilegiado lo llevaría a contemplar las estructuras armónicas como si fueran obras de música clásica, pero desde el protagonismo del compás, lo que viene a ser una mejora. Porque el ritmo y la melodía nunca fueron para Paco elementos que se pudieran tomar por separado, sino todo lo contrario. Al igual que ocurre en la tradición flamenca, estos elementos irán unidos, siendo el ritmo y su patrón lo que viene a determinar la melodía en cada pieza.
Hasta que llegó Paco, la guitarra flamenca era instrumento
que servía como adorno para acompañar al cante, poco más.
La siguiente línea que define la influencia de Paco en el plano sonoro aparece con el jazz y, en especial, con la riqueza de escalas melódicas que el guitarrista maneja en cada una de sus piezas. La primera aproximación la trabaja con el saxofonista Pedro Iturralde. Luego vendrían John McLaughlin, Al Di Meola y Larry Coryell. Se trata de experimentos que cristalizaron en el Paco de Lucía Sextet, grupo de fusión donde la sencillez se consigue con acordes cada vez más complejos. Notas que suenan a la vez sobre un mástil que el guitarrista recorre veloz, con una pulsación nerviosa que sugiere nuevos contratiempos y que viene a ampliar una sonoridad que hasta entonces había sido territorio virgen para el flamenco. El sonido recién descubierto se define entre percusiones afro y punzadas de bajo eléctrico.
Da la casualidad de que los primeros experimentos con este cuerpo instrumental tendrán como propósito la interpretación de piezas que devolvieron la música de Manuel de Falla a sus raíces, alumbrando el formato de grupo que a partir de este momento será memoria viva del tiempo presente. Al amparo de dicho sexteto y armado con el equilibrio de las formas clásicas, Paco de Lucía se pone a la conquista del espectro sonoro sin perder el rumbo de la expresión popular. Hasta hoy.
La Bienal de Flamenco de Sevilla se celebra hasta el 5 de octubre en el Palacio de Exposiciones y Congresos FIBES. Entre el 22 y el 26 de septiembre acoge el simposio Paco de Lucía. Fuente y caudal. El documental Paco de Lucía: la búsqueda, de Curro Sánchez Varela, se estrena el 20 de septiembre en la sección Zabaltegi del Festival de Cine de San Sebastián.
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