Que dejen a Tony en paz
El 10 de junio de 2007, HBO emitía el último capítulo de Los Soprano. Un momento esperado y temido por sus fans pero que estaba a punto de ponerles delante de algo con lo que nadie contaba. La serie que revolucionó la forma de hacer ficción televisiva daba un nuevo golpe de efecto con su final. Intentaremos no revelar nada para quien todavía no lo haya visto, pero sí podemos decir que no dejó a nadie indiferente. De hecho, años después, todavía sigue hablándose de ese final, de ese momento en el que la familia de Tony Soprano está en un diner y suena Don't Stop Believin. Años después, todavía su creador, David Chase, es preguntado por ese final.
La cuestión ha dado lugar a un extenso reportaje a partir de una entrevista en Vox. La repercusión que tuvo ha obligado al propio Chase a contestar a través de su representante para aclarar que la cosa no es tan sencilla como parece. "La escena final de Los Soprano eleva una cuestión espiritual que no tiene respuesta correcta o errónea". Parece que la duda que planteaba seguirá ahí, a pesar de que muchas veces se haya intentado desentrañar su significado. Chase siempre ha preferido no entrar en el tema y dejar que sean los espectadores los que interpreten un final que se puede recordar en este vídeo (OJO, spoilers en el vídeo):
Por otra parte se podría abrir otro debate paralelo: ¿es necesario que el creador de una obra explique cuál es su significado o lo mejor es dejar que cada espectador encuentre su propio significado? Cada persona tiene su propia experiencia al ver una serie, y lo mismo ocurre con su final: unos interpretarán una cosa, otros otra; a unos les gustará, a otros no. ¿Es necesario que alguien, aunque sea su creador, explique a los espectadores lo que han visto y lo que no han visto?
Tras el final de Breaking Bad, Vince Gilligan fue preguntado en reiteradas ocasiones por lo que había pasado con sus protagonistas. Por ejemplo, ¿qué fue de Jesse Pinkman? Gilligan dio su opinión sobre el futuro del personaje interpretado por Aaron Paul en una entrevista, aunque también dejó la puerta abierta a las versiones que pudieran tener los fans de la serie.
Precisamente el final de Breaking Bad fue la excusa que utilizó Damon Lindelof, creador de Perdidos, para hablar de la conclusión de su serie, uno de los finales más polémicos de los últimos años (y que después de tanto tiempo sigue saliendo a colación con demasiada frecuencia en conversaciones entre seriéfilos). The Hollywood Reporter invitó al guionista a escribir una columna con motivo del final de Breaking Bad, del que era fan declarado. Aprovechando la coyuntura, Lindelof aprovechó para sacar el tema maldito: el final de Lost, y renunciar a seguir defendiéndolo ante las críticas constantes (y que con el final de Breaking Bad se multiplicaron en las redes sociales).
Parece que, de la misma forma que para los fans no es fácil despedirse de una serie, tampoco lo es para sus creadores. ¿Y si unos y otros dejamos a Tony, Walter, Jack y demás en paz?
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