Un joven
Los jóvenes suelen cometer el error de considerar a los viejos su pasado, en lugar de su futuro. Pese a vivir dentro de él, ignoramos los rigores del tiempo como los peces ignoran el agua
Los jóvenes suelen cometer el error de considerar a los viejos su pasado, en lugar de su futuro. Pese a vivir dentro de él, ignoramos los rigores del tiempo como los peces ignoran el agua. Hace unos días murió Rik Mayall, asociado para siempre a la serie británica The young ones. Esta telecomedia se consumió en apenas dos temporadas de seis episodios de media hora de duración, pero dejó una estela imborrable porque significó el paso de la vieja escuela británica de humor televisivo, fino, ácido e intelectual hacia el aire de los tiempos que exigía brutalidad, fisicidad y una descarga tan constante de transgresión que no hería sensibilidades, sino que partía de la base de la inexistencia de esa cosa llamada sensibilidad. Muy lejos de la transgresión para goce de todos los públicos de apuestas como Modern family, entroncó con los delirios de John Belushi y su grupo de cómicos en Norteamérica.
Mayall, que venía de la comedia universitaria junto a su compinche Adrian Edmonson, era coguionista de la serie y, por tanto, un factor determinante en la creación de Rik, el personaje de anarquista, supuesto poeta, fanático de Cliff Richard, fallido revolucionario y casi siempre revientapelotas, que no acertaba ni a pronunciar correctamente la erre de su nombre, lo cual daba pie a todo tipo de chistes fonéticos. Aunque la serie solo llegó a España por los nacientes canales autonómicos, y fue un éxito notable en Cataluña, retrata a una generación ochentera en sus fracasados intentos por ser anarquista, libre e inteligente.
Si representó como nadie en la ficción la autopromesa traicionada de los jóvenes y su cochambroso discurso revolucionario de conclusión siempre conservadora, en la vida real no se quedó atrás. Hace años que Mayall sufrió un accidente de quad en su propia calle y al verlo a través de la ventana de casa caído en coma, su mujer pensó que era una broma, hasta que un rato después fueron llamadas las ambulancias. Nunca recuperó del todo la salud, pero el personaje permanece indeleble en mitad de 1982. La serie fue reemitida por la MTV en 1985, en uno de sus primeros acercamientos a la ficción humorística entre la catarata de videoclips, formulando por dónde irían los tiros del género.
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