“China es como un tren enorme. Quien se enfrente a este monstruo será aplastado”
El artista Liu Bolin, mago del camuflaje, exhibe sus trabajos en la primera exposición en solitario que realiza en Reino Unido
El artista chino Liu Bolin (Shandong, 1973) se ha hecho célebre como El hombre invisible, como el artífice de espectaculares desapariciones que hace de su osamenta un lienzo viviente que se funde con el fondo. Visualmente impactante, resulta una invitación a mirar más allá que viene en la forma de Liu camuflado como parte de una locomotora, en la Gran Muralla china, entre los coloridos productos en las estanterías de un supermercado, o junto con los miembros de su equipo como parte de una pared de tonos mortecinos. Ahora el artista muestra lo más granado de estas performances —que son la conjunción de una mezcla de disciplinas artísticas— de las series El hombre invisible y Oculto en la ciudad que quedan inmortalizadas en fotografías en la primera exposición en solitario que se le dedica en Reino Unido, en la galería Scream, de Londres, hasta el 10 de mayo.
Y el nombre de la galería (grito) está relacionado muy de cerca y muy de lejos con el tipo de trabajo que realiza este artista que se mudó a la gran urbe de Pekín en 1999 y que vio cómo su estudio fue destruido. Fue el inicio de la denuncia de esa industrialización, la devastación del paisaje y las tensiones que se producen en la relación entre el individuo y su entorno, de los artistas chinos dentro del régimen en el que trabajan. Pero Liu podría ser cualquier hombre o mujer en otros lugares, quizá atrapados, como aparece/ se desintegra él, entre las pantallas de teléfonos inteligentes. ¿Cuál es el lugar que ocupa el ser humano? Aquel que ve las obras de Liu debe realizar un esfuerzo para discernir dónde se encuentra el principio, los límites que separan a la persona de, por ejemplo, un conjunto de maniquíes vestidos de vivos colores, las butacas de un cine, las armas expuestas en una pared, o la plaza de Tiananmen, testigo de la represión del Gobierno chino contra las protestas en 1989.
Esa tensión que se interpreta como desafío a la autoridad permanece sin embargo oculta en sus palabras, las respuestas de Liu a EL PAÍS a través de un correo electrónico en el que más se adivina en el fondo que en la superficie. La aparición heroica, título de la muestra en Londres, hace referencia a algún tipo de heroicidad de la que su autor no da aquí explicaciones. ¿Quiénes son los héroes en la actualidad en China? Liu ha rescatado de la invisibilidad a las víctimas de los pueblos del cáncer en su país o a los obreros que trabajan en las peores condiciones. El artista destaca una de estas mezclas de escultura, fotografía, pintura y performance que se pueden ver en la capital inglesa, resultados de un laborioso proceso en que él trabaja con su equipo para que todos los detalles de fondo y de superficie cuadren. Se trata de la locomotora creada en 2007, en la que el performer se confunde con la máquina. Y, ¿por qué es más representativa de lo que hace con su arte? “Creo que ahora China es como un tren enorme. Quien se enfrente a este monstruo será aplastado”.
No parece casualidad que Liu defienda sobre todo el mundo interior que se ha creado como artista, y afirma que es poco el caso que le hace a las críticas, las cuales tampoco intenta comprender. “Soy siempre leal a mi interior precisamente porque soy un artista. Es difícil que me afecten”. ¿Se recibe mejor su obra fuera de las fronteras chinas? Al contrario de lo que señalaba en una entrevista para EL PAÍS de julio de 2013, Liu dice que es en China donde se ve su obra, y la gente experimenta “una profunda empatía”. “En el extranjero, imagino que se ve mediada por cómo se percibe la sociedad china. Lo más importante para mí es plasmar mis pensamientos y comprensión desde mi mundo interior”, insiste. Y ahí se enroca.
Pero el éxito a nivel internacional es indiscutible, y sus obras se han podido ver en Estados Unidos, Venezuela, Italia, Francia, o Suecia, con una gran acogida. No se plantea la mudanza a otro país que no sea este que siente como muy suyo. “Hasta ahora el Gobierno chino jamás ha puesto un coto a mi creación, por lo que nunca he pensado en marcharme para trabajar en otro país. China es mi suelo, representa mis raíces, y me puedo expresar libremente aquí”, reitera. Aunque no pierde la ocasión de coger la maleta. En las imágenes que la galería Scream recoge se ve a un Liu viajero, que se funde con el paisaje de otros lugares, como lo hace con la famosa perspectiva en que se recortan las letras que conforman en Hollywood sign en el monte Lee a las puertas del símbolo de la industria del cine; o con las mochilas que se acumulan en una localización no identificada de Colombia. Otros ejemplos son el toro de Wall Street pegado a su cuerpo, o la tradicional cabina londinense. De su trabajo también son características las fusiones que realiza con los monumentos, como forma de homenaje y de reconocimiento del pasado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.