El retro futurismo llega a Alcalá
La compañía galaico-portuguesa convierte el Corral de Comedias en una playa utópica
Llega a la Corrala de Alcalá esta obra laberinto y oasis al mismo tiempo, donde se conjugan teatro, movimiento, plasticidad, música, poesía e ironía. Pieza collage donde se mezcla la danza kabuki con la Comedia dell’arte, el siglo XVIII con el paleofuturismo de los años cincuenta; y la batería, el ukelele y la guitarra eléctrica con la Divina Comedia de Dante Alighieri. Libertad escénica con la que Voadora tuvo un 2013 lleno de premios y alabanzas que han supuesto que la compañía viva ahora uno de sus momentos más dulces. Algo que contrasta con la difícil situación actual de la creación contemporánea española. “Somos hormiguitas, y sí, nos han puesto una lupa encima, somos conscientes, pero sabemos que las modas son sobretodo pasajeras y creemos más en las carreras de fondo”, espeta su directora Marta Pazos.
“La ciudad de Tokio creció hasta que quedó atrapada entre el mar y la montaña. Comenzó entonces a expandirse hacia arriba. Pero llegó un tiempo en el que los rascacielos también agotaron la ciudad vertical. Tokio continuó creciendo, esta vez hacia abajo. Esta nueva ciudad interior se llama Tokio3. Allí, en un teatro que tiene el poder de suspender el tiempo, de retirar al público del espacio cotidiano y hacerlo isla, conviven seis actores que nos sorprenden con una versión muy particular de la Divina Comedia de Dante Alighieri”, así presenta esta obra Voadora, tercera entrega de su trilogía Lugares Comunes. Trilogía que comenzó con Periferia (2008) y continuó con Super 8 (2010). “Lugares comunes es un proyecto en el que tratábamos de abordar cómo nos sentíamos nosotros, como artistas y ciudadanos. La primera, Periferia, que abordaba el momento presente, iba sobre el fracaso, sobre los sueños no realizados, sobre tener 30 años y ver qué habíamos conseguido. Fue un palazo, no se distribuyó nada, creo que no se entendió bien… Fue realmente un fracaso. Pero teníamos claro que Voadora era un proyecto artístico y de vida, teníamos claro qué queríamos y seguimos. Así llegó la segunda, Super 8, que abordaba el concepto de pasado, viendo cómo éste conforma nuestra identidad y haciéndonos todo el tiempo la pregunta de si cualquier tiempo pasado fue necesariamente mejor. Y Tokio3 habla del paraíso futuro. De cómo, aunque todo esté nublado, puede salir el sol, habla de esperanza. Utilizamos la metáfora de esta ciudad hacia abajo, un espacio de no salida y la convertimos en un nuevo espacio, en una ciudad interior”, explica Pazos que junto a José Diaz (músico y cineasta de origen) y el actor y músico portugués Hugo Torres levantaron Voadora en el 2007.
La obra comienza con un pequeño texto: “Ha muerto Pina Bausch, ha muerto el contemporáneo, estamos perdidos. Vamos a volver a los clásicos, a ver si nos sale…”. “Cuando estábamos ensayando la obra realmente murió Pina Bausch, y fue todo un shock. Se nos vinieron mil preguntas a la cabeza. En varios momentos de la obra los intérpretes intentan hacer Comedia dell’arte pero siempre algo les interrumpe. Luego se fueron mezclando los materiales en escena, la filosofía japonesa, el mundo del cuento, el abrir una puerta y encontrarte otra cosa inesperada, el llevar al espectador por un lado y aparecer en otro, el laberinto, la entrada del sueño y lo onírico, el teatro dentro del teatro, el ir cosiendo la obra con música, tenemos un pasado “rockanrolero” y eso se nota… En definitiva, queríamos construir un mundo de subsuelo donde todavía queda esperanza. Por ejemplo, en esta obra queríamos transmitir escénicamente que cuando conseguimos algo como intérpretes es porque estamos juntos, que hacemos las cosas desde el placer y la ilusión de estar juntos, es donde nos encontramos como compañía y queríamos decirlo. Tokio3 busca esos soplos de esperanza”, explica Pazos, que cuando se le insinúa que Voadora es una compañía de danza-teatro reacciona rápidamente: “Voadora es un proyecto que va cambiando. Hoy se puede aproximar a eso y mañana podemos hacer un teatro totalmente diferente. Llevamos años en esto e intentamos ir cargando la mochila y solidificar nuestro trabajo pero siempre haciendo lo que queremos en cada momento. Estamos, por ejemplo, preparando La Tempestad de Shakespeare”, explica Pazos quien estrenará esta obra en junio en el Festival Gil Vicente en Guimaraes, montaje de 9 actores coproducido también con el Centro Dramático Galego, con la compañía portuguesa Teatro Bruto y para el que han llamado al creador gallego Diego Anido y a bailarines de otras lindes como Guillermo Weickert. “Y estamos preparando un montaje del Don Juan de Molière con actores viejos que estrenaremos en diciembre en el Festival Internacional de Teatro Acert, Portugal. Quiero decir que estamos abiertos a procesos donde, aunque siga habiendo constantes de nuestro trabajo como la danza o la música, esté también la investigación apoyada en el texto, por ejemplo”, explica Pazos que cuando sigue hablando de Voadora reconoce: “No sé cuál es la constante que más puede definir a Voadora. Por un lado, la búsqueda de la belleza, aunque a veces sea para hacer algo muy doloroso u horrible. Por otro lado, en nuestros trabajos siempre aparece alguien con algo en la cabeza. También siempre hay alguien que se besa en escena y siempre hay una fiesta. Es verdad, mirando fotos de los montajes te das cuenta”, comenta con ironía Pazos. “Quizá algo que nos defina es que por encima de todo está el divertimento, tenemos que estar ilusionados en lo que hacemos, creo que eso contamina todos nuestros trabajos”. Algo que ciertamente ha calado con esta obra que ganó cinco de las nueve nominaciones que tuvo en la gala de premios de las artes escénicas gallegas, los Premios María Casares.
Voadora viene de ganar, además, el premio de la Crítica Gallega 2013 por Waltz, pieza que está girando con soltura durante todo este año por España. Hace una semana estuvieron en la sala bilbaína La Fundición y el mes que viene, el día once, estarán en el Teatro Principal A Estrada de Pontevedra. Cuando se le recuerda a su directora toda esta actividad, el haber sido invitados hace dos años a Guimaraes Capital Europea de la Cultura, el tener dos obras girando y otras dos en ciernes (una de ellas coproducidas por el Centro Dramatico Galego), o el haber estrenado este mismo enero otra producción, Rinoceronte de Ionesco, con la Escuela Superior de Artes Escénicas de Oporto, Pazos reflexiona: “Nos están saliendo muchas oportunidades pero son cosas que también llevamos años trabajando. Insisto, nuestro calendario no es un calendario al uso dirigido por producción, sino que lo vamos conformando según queremos y según las necesidades creativas, y somos de cocción lenta. Y sí, estamos recogiendo frutos, y sí, claro que hay un contraste con nuestro alrededor, lo que está pasando con muchas compañías nos duele y nos preocupa. Por eso tenemos incluso más ganas de hacer, sabemos que es un momento dulce en el que estamos creciendo como artistas y como personas”.
Esta pieza de estética suave, cortesana y playera bajo luces del Baltasar Patiño, es una muy buena oportunidad para conocer el lenguaje y el estilo coral y fluido de esta compañía que muchos relacionarán con Matarile Teatro. Una oportunidad para dejarse llevar por un eclecticismo poético lleno de recodos donde hermanarse a través de la música o la colectividad y de reflexionar, al mismo tiempo, sobre nuestra sociedad pos-opulenta y tendente a la simulación y la mueca. Con respecto al estreno de mañana Pazos nos explica: “Vamos encontrando el sentido a girar y a adaptar los montajes a las características de cada bolo. Es mucho más trabajo pero merece la pena. Cuando llegamos a la Corrala de Alcalá se nos caían las lágrimas de ver este espacio maravilloso y las posibilidades que teníamos. Habrá sorpresas este fin de semana”, concluye Marta Pazos que, junto a José Díaz, Borja Fernández, Uxía P. Vaello, Hugo Torres y Sergio Zearreta convertirán este viernes y el sábado la Corrala en una playa utópica donde aunar reflexión, sentimiento y sueño.
Babelia
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