“Hubiera querido hacer una serie más beligerante, pero había que llegar a todos”
No es una autobiografía, pero Cuéntame cómo pasó tiene muchas pinceladas de la vida de su guionista, Eduardo Ladrón de Guevara. Los 12 años que lleva en antena la serie dan para mucho y lo que en principio se planificó como un viaje sociológico por el tardofranquismo (desde finales de los años sesenta del siglo pasado) se ha plantado ya en 1982. El año del mundial de Naranjito, la visita de Juan Pablo II a España y la victoria de Felipe González. Ladrón de Guevara dejó hace 25 años el periodismo —“Manu Leguineche decía que era una pasión inútil”— para escribir ficción (Farmacia de guardia, Querido maestro, Los ladrones van a La Oficina). Lo echa de menos pero no se arrepiente.
Pregunta. Tito Fernández, el primer director de Cuéntame cómo pasó, decía que era una serie delicada. Como meter la mano en el plato de un mastín: te la podía arrancar.
Respuesta. Tito dirigió las dos primeras temporadas. Era un personaje fantástico. Una furia rodando. Gritaba, lloraba, se tiraba del cuello de la camisa. Pero sí, es la serie más difícil que he escrito porque tenía como telón de fondo la historia. Empezamos con el tardofranquismo, a finales de los sesenta. En ese territorio me sentí muy cómodo porque era mi juventud. Abordamos con valentía la descripción de aquel periodo. No tuvimos presiones de nadie para dejar de pisar el acelerador. Ni de la cadena ni de la Administración socialista ni de la del PP.
“Aznar no tuvo nada que ver con la génesis de la serie. Faltaría más”
P. El expresidente del Gobierno José María Aznar dice en sus memorias que fue él quien le dio el empujón para que la comprara TVE.
R. Si alguien conoce los entresijos y la génesis de la serie somos yo y Miguel Ángel Bernardeau [productor de Cuéntame cómo pasó]. Yo escribí el primer capítulo y desarrollé la biblia y jamás vi a Aznar por allí. No le conozco. No intervino en absoluto en la génesis. Otra cosa es que coincidiera en alguna comida con Bernardeau, Ana Duato, Imanol Arias y Pastora Vega y hablaran de la serie. Estaba en el poder el PP y si tuvo algo que ver Aznar o su esposa en que TVE contemplase con algún interés la serie, eso no lo puedo decir. Lo que afirmo rotundamente es que no tuvo nada que ver con la génesis. Faltaría más.
P. Antes de que la aceptara TVE estuvo peregrinando por varias cadenas.
R. Se escribió ocho años antes de que la aceptara la televisión pública. Nos la rechazaron sistemáticamente Antena 3, Telecinco y TVE. Pero Bernardeau nunca tiró la toalla. Cambiaba el título, ponía otra portada y la volvía a presentar a las mismas cadenas.
P. ¿Cuánto tiene de autobiográfico?
R. Tiene mucho de todos los que vivimos aquellos años. Yo conocí muy bien, y padecí, el tardofranquismo: la dictadura, la represión, la ortopedia del tedio, aquella sociedad gris, los movimientos obreros y estudiantiles... Tiene mucho de los que éramos jóvenes en esa época.
P. ¿En todo este tiempo han recibido protestas, han pisado muchos callos?
R. Ahora estamos viviendo una época de barbarie, de retroceso colosal. Esta temporada hemos apostado por contar las turbulencias conyugales de la pareja protagonista. Queremos mostrar que su vida no es Sissi Emperatriz.
P. Esta temporada abordan las elecciones legislativas de 1982.
R. En un momento dado Felipe González comentó con escepticismo que ya le gustaría ver cómo íbamos a tocar este tema. Y lo abordamos en el próximo capítulo, que es estupendo. Tocamos dos temas que se entrecruzan: el día que gana el PSOE es el mismo que Mercedes se entera de que su marido le ha puesto un cuerno.
“Nunca hemos tenido presiones. Ni del PP ni del PSOE”
P. ¿Entiende las críticas de los socialistas cuando dicen que ha habido presiones para no exaltar la victoria de Felipe González?
R. El jueves se va a demostrar que no es así. Se subraya el triunfo del PSOE y la gran alegría de la ciudadanía por la victoria electoral. Yo lo viví y recuerdo esa noche en la Plaza Mayor. Fue una fiesta. La gente daba botes y saltaba. El país cambió para bien.
P. En los últimos capítulos emitidos es significativo el equilibrio político: cada uno de los miembros de la familia Alcantara vota a un partido.
R. Es lógico. Los jóvenes apuestan por el PSOE, la abuela es conservadora —duda entre Fraga y Adolfo Suárez—, Antonio vota a Suárez, Mercedes al PSOE —para sorpresa de su marido— y Miguel da su apoyo al PCE.
P. ¿Ese equilibrio responde a la idea de que la televisión es un medio para todas las ideologías?
R. En el fondo intentamos llegar a todos los espectadores. A mí me hubiera gustado hacer una serie que fuera más beligerante con el tardofranquismo. Yo aposté por eso, pero comprendí que teníamos que llegar a todos los públicos y ser lo más neutral posible. Esta no es una serie política. Ya me gustaría a mi hacer una serie de políticos. Daría una pierna. Pero no hay cadena que lo compre.
P. ¿Vio el programa de Jordi Évole sobre el 23-F?
R. Me lo tragué. Viendo a Iñaki Gabilondo pensé que no era la historia de los marcianos del Orson Welles. Cuando terminó fue un alivio comprobar que todo era una broma, pero me fastidió haber picado. Por lo demás, me pareció un estupendo ejercicio televisivo.
P. ¿Después de 15 temporadas, le queda mucho recorrido a Cuéntame cómo pasó?
R. Como dice el Cholo Simeone: eso... día a día. La audiencia tiene la palabra.
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