Desestabilizando
Cuando pillan mangando a uno de los nuestros siempre está motivado porque los diabólicos acusadores intentan desestabilizar a la gran familia
Provoca perplejidad, pero también asco, que todos los que viven de esas profesiones sin amenaza de crisis llamadas partidos políticos, sindicatos, clubes de fútbol, e incluso de eufemismos grotescos como la Marca España (¿a quién se le puede ocurrir presumir de fango y ruina?), se pongan de acuerdo cada vez que se descubre alguna de las sórdidas movidas que salpican a su corrupto negocio, proclamando que todo se debe a una orquestada campaña para desestabilizar a su gremio. Y sabemos que al ventilador de fango colectivo el poder solo le consiente funcionar a medio gas, que vamos a enterarnos de una parte íntima del generalizado saqueo.
La lógica debería imponer que los delincuentes fueran fumigados de sus cargos por la tribu para guardar las apariencias, pero el corporativismo para defender lo indefendible funciona de forma clónica en todas esas castas. Cuando pillan mangando a uno de los nuestros siempre está motivado porque los diabólicos acusadores intentan desestabilizar a la gran familia.
La enfervorizada defensa de los hermanos ideológicos que fueron pillados con las pezuñas en la masa la ejercen por igual peperos y sociatas, empresariado y sindicatos, independentistas y españolistas, el Real Madrid y el Barcelona,
Insultan a las pocas o muchas neuronas de los ciudadanos cuando los líderes ideológicos pretenden enmascarar los robos de sus representantes con una planificada ofensiva contra su partido, o cuando aseguran que pretenden atacar las reivindicaciones de Andalucía y de Cataluña porque se descubren falsos ERE, o que la familia del antiguo prócer se enriqueció fraudulentamente. Y hasta al más tonto le puede dar un ataque de vergüenza ajena al oír que al revelar los líos fiscales de Messi pretenden destruir la impoluta imagen del Barcelona, o la certidumbre florentiniana de que la investigación sobre ayudas públicas a algunos clubes se debe a una campaña por la envidia ante los éxitos españoles. Y el tal Margallo sacando pecho con la Marca España.
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