Superheroína menstrual
Conviene subrayar esa condición de remake que tiene 'Carrie' por encima de la de nueva adaptación del texto

Parecía, sobre el papel, una buena idea que Kimberly Peirce, la cineasta que se dio a conocer con Boys Don’t Cry (1999), asumiese la dirección del remake de Carrie (1976), la adaptación que firmó Brian De Palma de la primera novela de Stephen King. Conviene subrayar esa condición de remake por encima de la de nueva adaptación del texto, porque la propuesta de Peirce se mira constantemente en ese espejo, tanto en la caracterización extrema de la figura de la madre fanática –aquí una Julianne Moore cargada de energía turbia- como en el pedestre homenaje al emblemático susto final de la película de 1976, que instauró un cliché de estilo para buena parte del cine de terror americano posterior.
El cinéfilo optimista podía haber esperado otra sensibilidad de género frente a la mirada fetichista de Brian De Palma, que, como bien señaló Stephen King, contemplaba el instituto “como un matriarcado” que reproducía, por otros medios, la mecánica opresiva de la madre de Carrie. La nueva versión resitúa la historia en un nuevo contexto de ciber-acoso, pero deja que se pierda por el camino precisamente lo que hizo inmortal a la primera adaptación de esta (casi) historia de súper-heroína: el estilo.
Ficha técnica
CARRIE
Dirección: Kimberly Peirce.
Intérpretes: Chloë Grace Moretz, Julianne Moore, Gabriella Wilde, Portia Doubleday, Alex Russell, Zoë Belkin, Ansel Elgort, Samantha Weinstein.
Género: terror
Estados Unidos, 2013.
Duración: 100 minutos.