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Seis años de cárcel para los ladrones del Kunsthal de Rotterdam

La justicia rumana ha condenado a los dos principales acusados, Radu Dogaru y Eugen Darie Los siete cuadros sustraídos, firmados por Picasso, Matisse, Monet, Gauguin, Meyer de Haan y Lucien Freud siguen sin aparecer

Isabel Ferrer
'Mujer ante ventana abierta', de Paul Gauguin, uno de los cuadros robados.
'Mujer ante ventana abierta', de Paul Gauguin, uno de los cuadros robados.

La justicia rumana ha condenado a seis años y ocho meses de cárcel a Radu Dogaru y Eugen Darie, los dos principales acusados del robo de arte perpetrado el pasado año en el Kunsthal, de Rotterdam. Los siete cuadros sustraídos siguen sin aparecer, pero ambos ladrones han admitido los hechos. Las telas y acuarelas llevan la firma de Picasso, Matisse, Monet, Gauguin, Meyer de Haan y Lucien Freud y están valoradas en unos 17 millones de euros. Durante el juicio, Olga, la madre de Dogaru, aseguró que las había quemado en una estufa para proteger a su hijo. Hasta la fecha, sin embargo, no se ha podido comprobar la veracidad de su declaración. El proceso continúa en Rumanía contra otros tres cómplices, que no han reconocido los hechos, y la propia señora Dogaru.

Según la versión materna, las telas fueron enterradas primero en el cementerio de una iglesia en el pueblo de Carcaliu, al este del Rumanía. Cuando el cerco policial se estrechó, lo destruyó todo en una estufa casera para salvar a su hijo. La mujer se desdijo luego de esta declaración, y el análisis de las cenizas no ha sido concluyente. De todos modos, los expertos del Museo Nacional de Historia de Rumanía sí dijeron en julio pasado, haber encontrado “fragmentos de cuadros al óleo y pigmentos especiales para pinturas, en desuso desde la segunda mitad del siglo XX”. La defensa de los condenados ha pedido un contraanálisis en Holanda, pero los jueces ya han advertido de que si se confirman los primeros datos, y varios cuadros fueron calcinados, sus clientes deberán pagarlos.

Aunque las cenizas analizadas fueron recogidas en el hogar de los Dogaru, los dueños de las obras, la familia del industrial holandés Willem Cordia, y el propio Kunsthal, siguen esperando un informe definitivo. Puede tardar meses en estar listo, y ellos tienen la esperanza de que aún otro compinche, hoy en busca y captura, las haya escondido.

“Es un capítulo cerrado, ahora miramos hacia el futuro”, han asegurado en Rotterdam, al conocer la sentencia. El robo, filmado por las cámaras internas de seguridad de la sala de arte, desató una gran polémica ya que no había guardas nocturnos en el local. La vigilancia se efectuaba desde el exterior y corría a cargo de una empresa privada. El Kunsthal no es el único en haber recurrido a este tipo de servicios, pero el hecho de que las puertas resultaran fáciles de abrir, y que los cuadros hubieran desaparecido al llegar la policía, propició una revisión de las normas de seguridad en centros artísticos a escala nacional. Que la entrada y salida de los ladrones con el botín fuera filmada sin que nadie les molestara, añadió mordiente al asalto de un edificio salido del estudio de diseño de arquitecto Rem Koolhaas, nacido en Rotterdam. Los descendientes de Willem Cordia, que cuentan con una colección de500 piezas, habían accedido a prestar varias por primera vez al Kunsthal.

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