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El lenguaje universal de las raíces

El pianista noruego Bugge Wesseltoft presenta en Oslo su nuevo proyecto musical global Cuenta con artistas de medio planeta, entre ellos Josemi Carmona

El guitarrista Josemi Carmona, en la actuación de 'OK World' en Oslo.
El guitarrista Josemi Carmona, en la actuación de 'OK World' en Oslo. Bilge Öner

¿En qué idioma pueden comunicarse un gitano español, un libanés, un indio, un inglés, un mozambiqueño, y un noruego? En música. El último proyecto del pianista noruego Bugge Wesseltoft, OK World, reúne a músicos tradicionales de todo el mundo para crear un sonido orgánico donde dialogan Bombay, Granada, Beirut, Oslo, Maputo, Londres… Josemi Carmona aporta la tradición flamenca y su experiencia en la fusión a una banda que explora la música como lenguaje global. Sin teoría, tocando. En el Festival de Músicas del Mundo de Oslo se presentó su primer disco y arranca su cuarta gira, que les llevará por primera vez a España (el 8 de noviembre en Barcelona, y al día siguiente en Madrid).

Bugge Wesseltoft inició en los ochenta su viaje en busca de su propia voz, su sonido personal. Un recorrido de décadas por el punk, el rock, el jazz, la electrónica y ahora la música tradicional. OK World es un proyecto con el que soñado muchos años. Son músicos fantásticos que vienen cada uno de su tradición, que es muy rica y me inspira mucho. Y les quiero robar toda su música”, bromea el pianista en su estudio a las afueras de Oslo.

La banda actuó por primera vez en India en abril de 2012. Su idea es reunirse cada cierto tiempo en la ciudad de cada miembro para componer y ensayar y desde ahí arrancar una gira por la zona. Tras India tocaron en septiembre en Líbano, y la pasada primavera en Mozambique. La logística de un grupo de seis músicos de tres continentes no es fácil. A este último encuentro Josemi Carmona no pudo incorporarse porque estaba de gira con Jorge Pardo. Para el guitarrista “el negocio de la música ha cambiado. Antes estabas en un grupo y ya. Y la crisis ha hecho que eso cambie, que te metas en más líos. Y yo creo que eso es bueno para la música, apalancarte en una sola cosa no te enriquece. Yo ya estoy pensando en mi siguiente disco, pero eso no quita que me vaya a tocar con Jorge Pardo, o me venga con Bugge, a mediados de noviembre me voy con mi padre [Pepe Habichuela] a la India, a tocar con los gitanos del Rajastán….”.

Las colaboraciones internacionales dan perspectiva a Carmona, vivir otras culturas musicales le hace pensar que “la situación en España es un dolor. Vienes a Noruega y ves el respeto por los músicos, el interés por la cultura… En España estamos muy mal. La verdad es que me da un poco de pena. La crisis nos ha hecho daño. Y el hecho de que el Gobierno lo primero que quite sea la cultura la verdad que no hace bien. Cuando sales fuera ves que lo que es la Marca España es la comida española, y nuestra música, que es única”.

El ritmo de OK World lo marcan el libanés Khaled Yassine, el indio Vivek Rajagopalan, y el mozambiqueño Amade Cossa. Una combinación capaz de crear la densidad rítmica de la electrónica más compleja sin perder la calidez de sus respectivas tradiciones. Sobre esta base construye texturas el bajo sin trastes de Shri Sriram, el músico anglo-indio de drum and base, que también dialoga con la guitarra de Carmona. El piano queda libre para sobrevolar el sonido, responder a las cuerdas, jugar con las percusiones, investigar. El resultado es una música en la que se reconocen las raíces, pero que es capaz de trascenderlas para dar con un sonido propio. Una música que no es ni jazz ni flamenco, ni árabe, ni india, ni africana, es todo eso y también algo diferente. Música del mundo.

El grupo tiene también un mensaje político como explica Wesseltoft: “Los medios se centran en el nosotros y ellos, todos los no-europeos son peligrosos. Es un error tan grande, la gente lleva la misma vida en todas partes. Somos iguales”. Josemi Carmona añade que “con el lenguaje de la música podemos comunicarnos y compartir. Nos gustaría que el mundo se llevara un poco más como nosotros, se intercambia jamón, curry indio… cada uno pone lo que tiene, y eso como filosofía ya es genial. Aprendes la rítmica de los indios, que es muy diferente, la percusión de Mozambique es muy original, es un trabajo que te enriquece mucho”.

El guitarrista se implicó en OK World por “Bugge, la admiración que tengo por él, me encanta como toca el piano, me encanta la colgaera que tiene, su punto súper libre, súper original. Y a partir de ahí he conocido a los demás y empecé a descubrir el mundo de cada uno”. El respeto entre los músicos y su disposición a sacrificar protagonismo por la banda son claves para el desarrollo del proyecto. Según el pianista “no son solo buenos músicos, también tiene un determinado espíritu, la música es lo importante, no lo rápido o lo mucho que puedes tocar. Lo único que importa es la música que podemos crear juntos”.

Las estructuras de los temas dejan mucho espacio a la improvisación, a que cada músico proponga caminos y se sume a ideas de otros. Wesseltoft marca un poco la pauta general en directo, pero explica que “cada uno trae una idea, una melodía, que todos contribuimos a desarrollar”, y en concierto cada músico arranca y lidera su tema hasta que la banda se acopla y empieza a llevarlo en otras direcciones. En los solos de Josemi Carmona se pudo distinguir una seguiriya inspirada en un tema de su disco Sumando con Carles Benavent, y variaciones sobre una granaína de su último trabajo, Pequeñas cosas. En los inicios, porque luego la banda transportó los temas a otros lugares, aunque seguía resonando el flamenco.

Un experimento así conlleva sus riesgos. “Lo difícil es que la música no sea un pastiche fácil, ponemos un poquito de flamenco, ritmo africano, un poco de esto o de aquello, lo agitamos y a ver qué sale”, explica Wesseltoft. “Pero confío en que podemos convertir OK World en algo único, con una voz especial. Es un poco pronto todavía, pero todos estamos interesados en desarrollar un estilo de música especial, y creo que la mejor manera de lograrlo es tocando en directo”.

El martes el concierto inaugural del vigésimo Festival de Músicas del Mundo de Oslo puso al público en pie, algo no muy habitual en esta ciudad. Ha sido el comienzo de una gira por Noruega, Alemania, Serbia y España. El 8 de noviembre en Barcelona. La cita prevista en Madrid el 9 es otra víctima por la cancelación del festival de jazz de la capital, aunque confían en poder mantener su concierto ante los madrileños.

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