Wadih El Safi, ‘La Voz de Líbano’
El cantante modernizó la música tradicional de su país
Se le conocía como La Voz de Líbano y el ministro libanés de cultura ha afirmado que su nombre por sí solo resumía lo que es su país. Wadih El Safi, cantante, compositor y actor católico maronita, falleció el viernes por la noche, a los 92 años. Estaba visitando a su hijo Tony en Mansourieh, cerca de Beirut, cuando se sintió indispuesto —su salud se había deteriorado mucho tras la operación hace un año de una pierna rota— y fue ingresado de urgencia en el cercano hospital Bellevue, del que ya no salió con vida.
Desde los 17 años, cuando se impuso en un concurso de canto organizado por Radio Líbano, Wadih El Safi no dejó de cantar y componer: se le atribuyen cerca de 3.000 canciones en una poesía coloquial. Recorrió Oriente Medio y el Norte de África con su repertorio que habla del amor, la devoción y los valores morales. Aunque su formación era clásica, ya que había estudiado en el Conservatorio Nacional de Música de Beirut, modernizó la música tradicional libanesa en un tiempo en que la canción árabe estaba dominada por producciones egipcias.
Un disco con el cantaor
Siempre trajeado y con corbata, se acompañaba tocando el laúd. Lo mismo podía cantar en árabe o siriaco que en francés y portugués. Wadih El Safi —se llamaba Wadih Béchara Francis— había nacido en 1921 en Niha y, entre 1947 y 1950, estuvo viviendo en Brasil, donde se presentaba en las fiestas de la comunidad libanesa para tocar los corazones de los hijos de la diáspora con canciones que les recordaban su tierra lejana: Loubnan, ya quotaat sama (Líbano, ese pedazo de cielo), Bayty (Mi hogar)… A su regreso a Líbano participó, en el festival de Baalbek, en operetas de los hermanos Rahbani como Qasidat houb’ (Poema de amor). Compartió escenarios con figuras musicales como Sabah o Fairouz y se convirtió en un pilar de la cultura libanesa. Con el cantaor José Fernández acercó algunas de sus canciones al flamenco. Juntos —él tenía 80 años y José 27— grabaron un disco en el que los instrumentos de la música árabe —qanun, oud, ney y darbuka— se juntaron con las guitarras flamencas, un contrabajo y un acordeón.
En el programa del festival internacional de Biblos, que inauguró su edición de hace tres años rindiéndole homenaje con toda una orquesta, cuerpo de baile y los cantantes Najwa Karam y Waël Kfoury —concierto al que acudió el Presidente de la República Michel Sleiman con varios de sus ministros—, se puede leer que Luciano Pavarotti exclamó al escuchar por primera vez a Wadih El Safi: “Este hombre no canta solo, parece que hay alguien que canta con él”. En los últimos años reconocía que su voz había sido mejor, pero que ahora era más sabia, como los viejos vinos, solía decir. Desde octubre de 2010, un bosque de cedros, en las colinas de Falougha, lleva su nombre.
Babelia
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