Julie Harris, figura mítica del teatro de Broadway
La actriz ganó cinco premios Tony y otro más de honor
La intérprete más premiada de la historia de Broadway. La primera dama del teatro estadounidense. Una de las grandes actrices del siglo XX. Los titulares que anunciaron el sábado en la prensa estadounidense el fallecimiento de Julie Harris a los 87 años de un infarto dejaban muy clara su importancia: desaparecía uno de esos mitos poco conocidos por el gran público pero que han marcado el entretenimiento en su país durante medio siglo.
Porque Harris hizo mucho y buen teatro —y por ello tiene el récord de diez selecciones a los Tony, ganando cinco y llevándose otro de honor—, pero también televisión: fue 11 veces candidata al Emmy —lo obtuvo en tres ocasiones—. Y cine: encarnó a Abra, la adolescente dubitativa en el amor de Al este del Edén, junto a James Dean, y fue candidata al Oscar como protagonista por su creación de Frankie, un chicazo de 12 años —que interpretó teniendo ella justo el doble de edad en teatro y con dos años más encima en la pantalla— al que dio vida en The member of the wedding, la versión al cine de Fred Zinnemann que adaptaba la obra de teatro homónima que a su vez se basaba en la novela de Carson McCullers Frankie y la boda. También encarnó a Sally Bowles en Soy una cámara, personaje que heredó Liza Minnelli en Cabaret, y apareció en películas como Harper, investigador privado; Reflejos en un ojo dorado —otra adaptación de un novela de McCullers—, Ya eres un gran chico, La casa encantada, Gorilas en la niebla, Réquiem por un campeón, El viaje de los malditos, La campana de cristal, Esposa por sorpresa, y ya en este siglo The golden boys y The lightkeepers.
Nacida el 2 de diciembre de 1925 en Grosse Pointe Park (Michigan), un suburbio de Detroit, hija de un financiero apasionado por la zoología, Julie Harris tuvo desde el instituto —época en la que veía mucho cine— muy clara su vocación: “Actuar es mi vida”, decía en sus entrevistas, decisión que desilusionó a su madre.
Estudió teatro en diversas academias y cursó un año en la Escuela de Drama de Yale, momento en que empezó a trabajar en compañías de Broadway. Su secreto estaba en su ductilidad, en que, como decía el director y crítico Harold Clurman, “estaba completamente diseñada para ser un buen instrumento en el escenario”.
Nunca buscó el aplauso fácil, y tal vez por ello de las más de 30 obras que interpretó en Broadway solo seis superaron los seis meses en cartelera. Su primer Tony le llegó con The member of the wedding, que le abrió al camino al cine.
En el escenario encarnó a Julieta en Romeo y Julieta, a Ofelia de Hamlet, a Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, a la Eliza Doolittle en Pygmalion, a Nora en Casa de muñecas, o a la señora Daisy de Paseando a miss Daisy. También encarnó a personajes basados en personas reales como Emily Dickinson, Mary Todd Lincoln, Charlottë Bronte, Isak Dinesen, Florence Nightingale, Nora Joyce, Juana de Arco o la reina Victoria: de sus cinco Tony, tres fueron por personajes históricos. Harris trabajó junto a los más grandes intérpretes masculinos, y nunca se le resistió un papel.
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