Burriana: rock para las masas en biquini
60.000 asistentes llenan cada día las playas del municipio con el Arenal Sound Ya es el festival más concurrido del verano español por su filosofía de bajo coste
Burriana no es Benicàssim, no. Ni Benidorm. Tampoco está entre las localidades costeras más buscadas de Castellón, aunque sus habitantes anden sobrados de orgullo local, como demuestra el dicho popular “Burriana, París y Londres”, reflejo tanto de sus aires de grandeza como de una saludable práctica de la sorna. Entre sus orgullos, esta población playera y naranjera de 30.000 habitantes ha sumado recientemente el ser el municipio que da cobijo al Arenal Sound, el festival de música más multitudinario de España, que arrancó el jueves con la previsión de congregar a 60.000 asistentes diarios.
Un completo desconocido hasta hace nada en el populoso y muy competitivo mundo de citas musicales, el Arenal ha logrado batir al resto en tan solo cuatro ediciones merced a una curiosa fórmula que mezcla filosofía low cost, diversión playera sin coartadas y la búsqueda descarada de un público joven, casi adolescente. No siempre fue así. El festival nació en 2010 con un cartel y un estilo sin definir. The Cranberries compartía escenario con artistas nacionales como Miguel Bosé (que finalmente fue baja), Bebe, Los Delinqüentes, Lori Meyers… La edición se cerró con unos 10.000 asistentes y una ciudad asombrada por haber acogido a la banda irlandesa en el puerto, epicentro de la exportación internacional de naranja de la provincia. El alcalde, José Ramón Calpe (PP), recuerda muy bien aquel día en el que un joven de poco más de 30 años le propuso crear un megaevento musical en primera línea de playa y a la sombra del Festival Internacional de Benicassim (FIB). “Lo recibimos muy bien porque nosotros acudimos a las elecciones municipales con la promesa de trabajar para que Burriana tuviera un evento de este tipo”, explica.
Para la mayoría de ‘sounders’ es una llamada a unas vacaciones baratas
El joven era David Sánchez, un madrileño procedente del mundo financiero y que, junto a su hermano, dedicado a la consultoría estratégica de empresas, decidió emprender la aventura de la música. La empresa organizadora, I Music Festival, comparte la celebración del Arenal Sound con la gestión y explotación de parques eólicos, entre otros negocios. “Un festival no deja de ser una empresa”, dice Sánchez. Tras el éxito de Castellón, tomó el pasado año las riendas del Viña Rock, que antaño fue la cita más concurrida del panorama musical español, y ha logrado devolverle la afluencia de los buenos tiempos.
¿Y por qué en Burriana? No tenía sentido buscar una ciudad turística como Benicàssim, Benidorm o Gandía porque ya están masificadas y hubiera sido muy difícil montar un festival en pleno agosto. Un dato: la playa de Burriana dispone únicamente de un hotel con un centenar de plazas. Además, el enclave era perfecto. Dos kilómetros de playa y con una franja de terreno virgen disponible para el recinto de festivales y uno de los campings, que acoge a 16.000 jóvenes. Otro cámping más alejado alberga a otros 25.000. El resto de sounders, que es como se conoce a los adictos a esta fórmula de éxito, deben buscarse la vida en otros alojamientos.
El presupuesto inaugural de 1,8 millones ha escalado este año hasta los 5,4. La organización asegura que los beneficios se reinvierten de un año para otro a medida que la cita crece. Por dos años consecutivos ha adelantado en número al FIB. Y, al menos en esta ocasión, la organización ha aprendido de los errores de 2012 y ha logrado evitar que la ciudad se sumiera en el tremendo caos del último año por la incapacidad de gestionar la llegada de medio centenar de miles de personas en una ciudad de 30.000, con unos accesos limitados. De todo se aprende. Esta semana la invasión sounder ha discurrido con cierta normalidad, si bien la ampliación del recinto de conciertos aún debe mejorar sobre todo en los servicios para atender a tal afluencia de gente.
La fórmula del éxito parece clara: música, playa y precios más que competitivos. Masivo, bonito y barato. El festival tiene unos precios de salida de 35 euros para casi una semana de conciertos y camping incluido. En los últimos días la entrada ronda los 90 euros. “La diferencia de precio es brutal, venimos por eso y porque hay mucha variedad de música”, explica Virginia, una joven alicantina que repite por segundo año. Antonio Marcos, un joven de 17 años de Cartagena, indica lo mismo: “Venimos por el precio, la ubicación y la música española”. Para él y su acompañante, Ana, es fundamental la presencia de artistas españoles. “Al FIB no vamos, está enfocado al público inglés”, sentencia. La entrada anticipada con acampada cuesta 167 euros en el FIB de Benicàssim, que se celebra a 30 kilómetros de Burriana. Antonio se enteró del Arenal por las redes sociales, otra clave del éxito. Es la cita musical con más seguidores virtuales.
Tiene precios de salida de 35 euros para casi una semana de conciertos
Para la gran mayoría de sounders (un público eminentemente español y veinteañero) es una llamada a unas vacaciones baratas, en primera línea de playa, con fiesta asegurada. y donde el cartel, menos potente que otras citas de referencia, sin grandes nombres de campanillas, no es lo más importante. Su director lo defiende: “No puedo valorar si es potente o no, tenemos bandas como The Drums, White Lies, Editors… cuyo precio por concierto es de 25 euros; no existe otro festival con una propuesta de bandas así por el precio del Arenal Sound”. Y la economía local también gana. La organización asegura que el impacto en la zona será este año de treinta millones. El alcalde es más cauto. Cifras aparte, los bares y supermercados cercanos al recinto están llenos. Algunos comercios han duplicado personal. Otros negocios se montan exclusivamente para la cita.
El cóctel descubierto en Burriana tiene de momento una fecha tope. “El acuerdo con los organizadores es de cinco años y acaba el próximo”, apunta el alcalde. Para esta edición ya hubo que negociar porque el consistorio no quería volver a ver la ciudad colapsada y quería reducir la factura que le supone el despliegue de policías, la limpieza de basuras y otros servicios. Calpe plantea una reducción de aforo, pero no quiere oír hablar de la marcha del festival que le puede granjear en el futuro un nuevo turismo, el de los sounders ya crecidos y con familias, dice. Aunque apunta otro hecho. La idea de proponer a Burriana como acomodo de un macroevento como este tenía un objetivo, el de llamar la atención de inversores que planeen desarrollos en este enclave de primera línea de playa. Si esto ocurre, avisa, habrá que mover a los sounders a otra parte de Burriana.
De momento el director promete continuar en la localidad “siempre y cuando la colaboración sea óptima”.
Y el cuerpo aguante, claro.
"No tenemos idea de irnos", asegura.
Babelia
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