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Un universo expresado en paredes

Pelele es una firma bajo graffitis en ciudades españolas y europeas Su autor, un español que vive temporalmente en Berlín, no quiere pintar por pintar sino pasar un mensaje

Un graffiti de Pelele en Berlín.
Un graffiti de Pelele en Berlín.

Hace 10 años que J. M. C. se hace llamar El Pelele. Firmó con esta mezcla de apodo y álter ego los grafitis que creó en muros de su ciudad natal, Barcelona, y también en Sevilla, Granada, Madrid y decenas de ciudades europeas. Hace un año, el grafitero inició una “temporada sabática” en Berlín mientras espera que mejore la situación política y económica de España. Deambula por la capital alemana con cuatro rotuladores en el bolsillo: dos negros, un rojo y un blanco. Su marca registrada es El Pelele, un muñequito de grandes ojos y una boca que insinúa una sonrisa. Su intención queda lejos de pintar por pintar, porque desea “pasar un mensaje”. Un mensaje que ahora quiere hacer llegar a más gente al participar en el proyecto Se busca talento de EL PAÍS.

Lo que hago es representar mi universo particular en paredes. No sé si es arte, pero tampoco sé que es arte

“Cada 'toy' que pinto no solo me representa a mí, representa encuentros con la sociedad u observaciones y análisis sobre mis vivencias”, explica. El grafitero se mantiene por el momento con ahorros y algunos trabajos con grafiti. Hace unos días, mientras fumaba un cigarro, observó un ómnibus aparcado cerca. Le abordó el dueño del vehículo y le propuso pintarlo, algo que va a hacer próximamente. “La verdad es que nunca me ha gustado hacer dinero con lo que pinto”, aclara.

El Pelele estudió Psicología y Filosofía y se graduó en magisterio de educación primaria. Llegó a dedicarse a esta carrera después de graduarse, pero lleva una década dedicándose a “expresarse en paredes”. Hacer grafitis es un estímulo para moverse y así ha conocido buena parte de Europa y el norte de África antes de llegar a Alemania. “Estar en Berlín es como volver a encontrarse con la España que existía hace un tiempo, de tener libertad para crear, sin tener que pedir tantos permisos y papeles.”

El escritorio de Pelele, en su habitación en la capital alemana.
El escritorio de Pelele, en su habitación en la capital alemana.

Permisos porque a El Pelele le encanta pintar en la calle: “allí es donde me siento bien”. Le gusta explorar lugares abandonados como edificios, antiguas estaciones, pueblos... “También me gusta montar misiones y entrar en sitios prohibidos, para pintar en zonas ferroviarias o edificios en uso, hacer alturas (pintar en zonas elevadas y de alto riesgo)”. Suele dedicar noches a “bombardear” (pintar grafiti combativo y en zonas peligrosas por su vigilancia) o “enganchar paste” (papel previamente pintado para engancharlo en la calle). Sus referencias no son artistas sino la gente que le rodea y todo lo que pueden llegar a observar sus ojos: las formas que hacen el humo del cigarro, una gota de agua, el multicolor de un charco con aceite de coches. Pelele cree que actualmente existe mucha técnica y un avance en la forma de expresarse, pero hay poca gente que sea realmente artistas. ¿Se considera un artista? “Lo que hago es representar mi visión, mi universo particular, en las paredes. No sé si es arte, pero tampoco sé qué es arte. No, no me considero artista. Simplemente pinto”.

El colorido del arte urbano en Berlín

R.S.

El arte urbano es una de las características por las que se puede reconocer las calles de Berlín, una de las capitales más grafitadas del mundo. La ciudad empezó a ser colorida aún a principios de los años 80 en las zonas occidental y oriental. Tras la caída del muro, el 9 de noviembre de 1989, el color se esparció por toda la ciudad.

Actualmente, los dibujos hechos con spray se pueden ver en toda la ciudad y en los restos del muro como el del East Side Gallery, en Friedrichshain. Este barrio es una de las rutas por donde se organizan tours guiados por grafiteros para enseñar a obras como el famoso beso de tornillo entre el ruso Leonidas Breznev y el alemán Erich Honecker, unaobra del artista ruso Dimitri Vrubel. El arte urbano de la ciudad también está recopilado en libros como Urban Illustration Berlin: Street Art Cityguide, de Benjamin Wolbergs.

Cuando sale de los muros, la tradición grafitera berlinesa es menos aceptada. En mayo pasado, la compañía estatal de ferrocarriles, Deutsche Bahn, anunció que planea hacer tests con pequeños drones con cámaras para intentar reducir los grafitis en sus trenes y estaciones.

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