Juan Manuel, el primer ‘MasterChef’ español
El camarero almeriense de 25 años gana la final del programa de TVE y recibe el premio de manos de Ferrán Adrià
Con un menú compuesto por carpaccio de vieiras con cítricos y nueces, bacalao confitado con base de cocochas y tartar de fresas con pétalos de rosas, Juan Manuel ha ganado la primera edición del programa de TVE MasterChef. Eran platos “con un nivel técnico admirable y perfectamente ejecutuados”, según Ferran Adrià, que formaba parte del jurado. “Ha sido un sueño”, dijo emocionado el camarero de Almería convertido ya en chef.
Cambiaron los delantales por las chaquetillas. Blancas e impolutas. Juan Manuel, Fabián y Eva entraron, por este orden, en la final de MasterChef para jugarse en los fogones un premio de 100.000 euros y la publicación de su propio libro de recetas. Con los nervios a flor de piel se enfrentaron a “un plato de altura”: una caldereta de pescado que dejó fuera de la competición a Fabián. Ferran Adrià presidió el duelo definitivo entre Juan Manuel y Eva. El mejor cocinero del mundo probó primero el carpaccio de vieiras con cítricos y nueces de Juan Manuel y las ostras con crema de almendra de Eva. Después degustó bacalao confitado con base de cocochas de él y la carrillerra con cuscús de ella. El menú concluyó con un tartar de fresones con tempura de pétalos de rosa y bizcocho de naranja y chocolate. Platos pretenciosos y complejos que no se lo pusieron fácil a los jueces.
Los tres finalistas cocinaban para sus familiares, los miembros del jurado y los 12 concursantes apeados en las 12 semanas previas. En total, 120 minutos para preparar 25 raciones cada uno. Fabián se peleaba con las langostas como si aquello fuera La matanza de Texas. Eva apostó por el rape y las cigalas, aunque temía que se le hubiera quemado el caldo. Juan Manuel echó al puchero mero rojo, rape, gamba roja, almeja y calamar para elaborar una zarzuela de marisco del Mediterráneo.
El jurado evaluó la técnica y el sabor. Fabián, nervioso como siempre, perdió mucho tiempo domando las langostas y recibió un rapapolvo del jurado. “Lo has hecho superbién” decía su familia, ubicada en la parte alta del plató. La caldereta de Eva estaba “más quemada que la moto de un hippie”. “Qué mala suerte, mira que agarrarse”, murmuraban sus parientes. Juan Manuel elaboró el plato siguiendo la receta de su madre, que le miraba embelesada y se llevó las felicitaciones de los jueces. “Veo un diamente”, auguraron.
Tras las deliberaciones, el jurado decidió que en la final debía ser Eva la que se batiera en duelo con Juan Manuel. Se enfrentaban mano a mano para improvisar el mejor menú posible compuesto por entrante, plato principal y postre. “Venga, tranquilos”, jaleaban los exconcursantes mientras los finalistas, concentrados, sudaban la gota gorda.
"El ganador de MasterChef España es...Juan Manuel". El plató estalló de emoción al conocer el nombre del ganador, uno de los concursantes favoritos desde el principio. "MasterChef ha sido un sueño. Cuando una persona quiere, lucha y se esfuerza, todo en la vida se puede conseguir", declaró el almeriense con lágrimas de alegría. Juan Manuel se alzó con el título de primer MasterChef España, recibió 100.000 euros y la publicación de un libro de recetas. Además, el grupo Bilbao Berria le ofrece un contrato de trabajo para algunos de sus restaurantes y la escuela culñinaria Le Cordon Bleu Madrid, una beca para cursar el programa Le Grand Diplôme.
A lo largo del recorrido que lo ha llevado desde Albox (Almería) hasta la final de la primera edición de MasterChef, Juan Manuel Sánchez Rech ha brillado tanto por sus dotes culinarias como por cualidades humanas. Este camarero de 25 años, que se describe como “una persona humilde, sensible y trabajadora”, ha conseguido ganarse la estima de los profesores sin renunciar a ayudar en varias ocasiones a sus compañeros en dificultad.
Su camino sin embargo no ha sido fácil. Juan Manuel iba a estudiar cocina una vez acabado el bachillerato, pero el fallecimiento de su padre y la imprevista reducción de los ingresos de su familia le obligaron a cambiar sus planes. Fue él mismo quien contó su historia durante el tercer programa, conmoviendo a sus compañeros. Esa vez su equipo perdió, pero Jordi Cruz, uno de los profesores, lo definió como “el mejor capitán desde que empezó el programa”, informa Thomas Gualtieri.
Su cocina “tradicional con toques creativos”, como él mismo la define, es una herencia de su familia, un proceso de aprendizaje de los secretos de su madre y sus abuelos que le ha permitido lograr un importante éxito: su solomillo de ternera con salsa de boletus ha sido considerado por los nueve chefs españoles galardonados con las prestigiosas estrellas Michelin como el mejor plato del décimo programa.
Después de triunfar en medio mundo, Televisión Española se hizo con los derechos de emisión para España de MasterChef. Era la gran apuesta de la televisión pública para el prime time y, finalmente, se ha alzado como el espacio más visto de la cadena -sin contar la ficción (Cuéntame cómo pasó, Águila Roja e Isabel)- en esta temporada. Aunque para llegar a este punto, los responsables de programación de la cadena tuvieron que reaccionar rápido tras el fracaso de las dos primeras entregas, donde no pasó del 11% de cuota de pantalla en su estreno (2.058.000 espectadores) y un 10% en la segunda (1.929.000). Una acogida realmente fría que se solucionó con un cambio de día, pasado de emitirse los miércoles a los martes. A partir de ese momento y apoyado por la audiencia que logró arrastrar tras los partidos de Liga de Campeones del Real Madrid y el Barcelona, el programa culinario logró en su tercera y cuarta gala situarse ya por encima de los números del estreno y, lo que es más importante, fidelizar a sus seguidores. Un ascenso fulminante que culminó el pasado miércoles con récord, cuando 4.105.000 espectadores (22,4 % de cuota de pantalla, más del doble que el de la cadena) siguieron la semifinal.
Los finalistas
Eva Micaela Millán, cocinera y bióloga
En la última prueba para acceder a la gran final de MasterChef, la creativa Eva Micaela Millán no pudo contener las lágrimas. Su Picantón con salsa de cereza y guarnición de lentejas y manzana fue definido por el jurado como "insignificante". "No hay idea. Hay poco mensaje, por no decir nada", subrayó el cocinero Jordi Cruz, uno de los jueces. Pero, a pesar de esa valoración, ese plato le fue suficiente para pasar al programa decisivo de esta primera temporada. Los jueces eligieron a esta administrativa de 32 años, de Montilla (Córdoba), frente al valenciano José. Destacaron su "actitud y evolución".
Con un Master en Calidad y Seguridad Alimentaria, ha superado momentos agrios en MasterChef. Tres veces ha experimentado la presión en la prueba de eliminación, que hubiera supuesto su expulsión del programa de haberla perdido; y, su croquembouche llegó a ser elegido como uno de los cuatro peores platos de la semana. Aunque también ha vivido experiencias más dulces. Sobre todo, cuando se hizo con el delantal dorado de la inmunidad gracias a sus Vieiras con salsa de naranja y boletus. "Un platazo. Les has dado un repaso a todos", escuchó de los miembros del jurado.
Millán estudió Biología y estaba en paro antes de entrar en el programa. "Diez días antes de ir a MasterChef estaba hundida profesionalmente. Echó 300 currículums, pero no conseguía trabajo", reconoció su padre, Antonio, en La mañana de la 1. Nacida en Arinaga (Gran Canaria), con 17 años llegó con sus padres a Montilla, una localidad cordobesa de 23.000 habitantes, muy conocida por sus vinos. Entró en el programa para ganar y poner en marcha una empresa de nutrición online. En el penúltimo programa, el jurado insistió en que con su "gusto" podría construirse un buen cocinero. En cuanto a la "técnica", prefirieron la del valenciano José, eliminado ese día.
Fabián León, el joven mago de la repostería
Humilde y carismático, los jurados de MasterChef han apreciado desde el principio la madurez y la tenacidad de este concursante mallorquín, pese a ser el más joven del programa con tan solo 18 años. Fabián, originario de Palma de Mallorca, vive actualmente en Madrid, donde estudia publicidad en la Universidad Rey Juan Carlos y compagina la cocina con otra de sus grandes pasiones: la fotografía.
Después de haber hechizado al jurado con su hilo de caramelo, a lo largo del reality no ha tenido el éxito deseado en todas las pruebas. Pese a que algún plato le haya salido rana, Fabián ha seguido mostrándose apasionado y dispuesto a aprender de sus errores, ganándose así las simpatías tanto del jurado como del público. El benjamín del programa no se desanimó ni siquiera cuando su padre eligió su receta como el peor plato, o cuando su coulant se vino abajo justo antes del veredicto.
Perfeccionista y soñador como él mismo se definió al principio del programa, después de haber sido elegido entre otros 9.000 aspirantes el joven siguió luchando para asegurarse un hueco en la final, a la cual ha llegado junto a Eva y Juan Manuel. Su actitud humilde y receptiva, como ha destacado el jurado Pepe Rodríguez, ha sido justo la razón que le ha llevado a quedarse entre los tres últimos concursantes que pretenden hacerse con el premio final de 100.000 euros y la publicación de un libro con sus recetas.
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