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La atmósfera no hace milagros

Miles de personas asisten al séptimo concierto gratuito organizado por Mtv en Malta. Rudimental, Jessie J y Rita Ora entretienen sin entusiasmar

Tommaso Koch
La cantante británica Rita Ora durante su actuación en el concierto 'Isla MTV' en Malta.
La cantante británica Rita Ora durante su actuación en el concierto 'Isla MTV' en Malta. DARRIN ZAMMIT LUPI (REUTERS)

San Publio jamás se lo hubiera imaginado. Tras ser el primer obispo de Malta, acoger al naufragado San Pablo en la isla y acabar martirizado por el Imperio Romano, probablemente el buen hombre confiara al menos en una eternidad más tranquila. Es cierto que le dedicaron una gran iglesia en la plaza Fosos de Floriana, pequeña localidad pegada a la capital, La Valeta. Pero también es verdad que la propia plaza acoge habitualmente los gritos que arrastran los mítines de los partidos isleños. Y, por si no fuera suficiente, anoche el santo y su parroquia se vieron acorralados por unas 50.000 personas entregadas al culto de la música. Era el séptimo Isle of Mtv Malta y, con perdón de Publio, el único santo era el pop.

Desde hace años la emisora musical celebra cada verano en la isla, en el corazón del Mediterráneo, un maxiconcierto gratuito con cierto poder de convocatoria y artistas como David Guetta, Enrique Iglesias, Snoop Dogg, Lady Gaga y Nelly Furtado. Aunque este año el cartel no era “nada del otro mundo”, por lo menos según Sara Caravaca e Iván Cortés, dos veinteañeros españoles que, en el aeropuerto de Barajas, esperaban aprovechar las vacaciones con concierto incluido que habían ganado por un concurso de Fitur.

Así valoraban los jóvenes a sus coetáneos. Porque todos los artistas convocados este año apenas eran bebés o no habían nacido cuando caía el muro de Berlín. De la estrella británico-kosovar Rita Ora al dj holandés Afrojack, del grupo londinense Rudimental a la poderosa voz y simpatía de Jessie J, la apuesta del cartel de 2013 dejaba más claro aún uno de los principales objetivos del evento. “El Gobierno [que comparte costes y organización del concierto] quería cambiar la imagen de la isla como lugar donde iban a veranear los abuelos y atraer a un público joven”, aclara Jane Fraser, la productora ejecutiva de la cita.

En efecto, las caras arrugadas escaseaban entre el público del concierto, que respondió masivamente a la convocatoria incluso media hora antes de que empezara. Así, cuando un exaltado artista local subió al escenario a inaugurar el evento y repetir una y otra y otra (y unas cuantas más) veces aquello de “manos arriba” y “saltad”, la plaza Fosos ya se encontraba abarrotada.

Para entusiasrmarla, sin embargo, hacía falta bastante más. De hecho, probablemente ninguno de los músicos que pasaron por este séptimo Isle of Mtv Malta encontró la clave para regalar a los asistentes una postal inolvidable. Cerca estuvieron, es cierto, los Rudimental, los primeros en tocar y tal vez los más entregados.

Vestidos como si acabaran de volver de la playa maltesa, los británicos irrumpieron sobre el atardecer para sentenciar que allí, en el escenario, está su verdadera “casa”. Algunos se entusiasmaron. Otros, en cambio, se preguntarían: “¿Rudimental quién?”. Resulta que se trata de una banda emergente que ha liderado las listas de ventas del Reino Unido y que aspira a una mezcla que va del “hip-hop, soul, electrónica y reggae a Ray Charles”, según contaba en los días previos Amir Amor, uno de los miembros de la banda. Tampoco hace falta exagerar con las comparaciones, pero hay que reconocer que el grupo revirtió pronósticos e hizo bailar a más de uno, en especial con su gran hit, Feel the love.

Muchos sacudieron manos y pelo también al ritmo de la consola de Afrojack. Antes del evento, el dj holandés había prometido intentar –como asegura que siempre hace- ofrecer a los asistentes “la mejor fiesta” en la que hubiesen estado nunca. Si realmente se trataba de eso, se quedó a años luz del objetivo. Ahora bien, su mezcla de electrónica propia y éxitos ajenos, humo que salía del escenario y luces parpadeantes, regaló un cierre nada amargo, aunque tampoco exquisito, a la cita.

Antes, las dos estrellas más esperadas de la noche habían intentado dejar su huella en Malta. Desde luego, Jessie J dejó en herencia por lo menos uno de los mejores momentos de la noche. “Parad la música”, soltó de repente, en medio de su exhibición. Resulta que dos tipos se estaban pegando en las primeras filas, y que la cantante los había pillado. “La música no es para pelearse, sino para juntarse”, certificó entre los aplausos, antes de retomar sus estribillos a medias entre dance y soul.

Semidesnuda, extasiada y agresiva en el escenario, costaba reconocer en esa Jessie J a la misma joven que unas horas antes jugaba en la piscina de un hotel de La Valeta. Aunque entre su bra que se desabrochó y obligó a una segunda pausa, una cover de I don’t want to miss a thing, de Aerosmith, y su poderío vocal, la artista aprobó sus deberes. Eso sí, para el sobresaliente habrá que esperar.

Tampoco lo consiguió Rita Ora, tal vez la cantante más famosa de toda la noche maltesa. Entre cambios de look (de poligonera futurista a Caperucita Roja) y bailarines, la prometedora artista de Pristina aclaró una vez más por qué la comparan con Rihanna. Quizás la supere en voz, pero su show, con tambores y carritos de la compra que aparecían encima del escenario, no llevó a pensar en ningún milagro. Para ello, a juzgar por la noche, mejor San Publio.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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