La poesía de los objetos inanimados

¿Nada es lo que parece? No, todo es precisamente lo que parece, y de ahí este ilimitado horizonte de frustración. Son mentira los brotes verdes, pero sí hay leves resquicios de luz: los abre gente capaz de trastocar lo banal y convertir la grisura en poesía. Tipos convencidos de que solo el arte nos salvará del naufragio. Ingenuos héroes, como Chema Madoz, empeñado en enseñarnos lo que está debajo, ese magma escondido de objetos banales que se tornan arte a través de la fotografía. El documental Regar lo escondido, de Ana Morente, que emitirá mañana La 2 (23.30) en su espacio Imprescindibles, habla de esa empresa solo al alcance de los maestros y escarba en las sucesivas capas de este descubridor de universos ocultos, cuyo lema creativo podría ser la misma frase que daba título a aquel inquietante cuento de Julio Cortázar: Ahí pero dónde, cómo.

Plantas-puñal atravesando hojas, escaleras que proyectan sombras chinescas, tableros de ajedrez sobrevolando pianos, cantos rodados que son pies, copas de árboles que son nubes, copas de vino que son pubis de mujer, vías de tren que son pulseras de reloj... poso, misterio, metáfora, vigencia, oscuridad, silencio... la presencia lejana de Man Ray y, en general, la impronta surrealista correteando como un ratón por entre las imágenes en blanco y negro de Chema Madoz (Madrid, 1958) pueblan este documental de una hora de duración.

Lo dirige Ana Morente, autora de cortometrajes y documentales y periodista que, de las filas de Canal Plus (Lo + Plus), saltó a la televisión pública (Miradas 2) y, posteriormente, a la radio pública (El séptimo vicio, en Radio 3, y Tintura, en Radio 1). Regar lo escondido alterna los testimonios de amigos y colaboradores de Chema Madoz (Borja Casani, José Luis Gallero, Fernando Bellver, Alejandro Castellote...) con diversas sucesiones de imágenes del fotógrafo y las apariciones entre tímido, tierno y contundente de Chema Madoz. “Siempre tiene algo de violento verte ahí, en la pantalla, y de hecho yo tenía mis peros con este proyecto, pero al final viene bien, es como dar un repaso a tu trabajo y a tus ideas, y el resultado ha sido bueno”.

En el documental, el poeta José Luis Gallero define las fotografías de Chema Madoz como “poemas visuales”. El protagonista de esta historia prefiere considerarlo desde una proverbial discreción: “Le tengo tanto respeto a la poesía que esa comparación me da cierto reparo, me gusta, pero me impone”. Sí reconoce la proximidad de su obra al espíritu de los haikus japoneses: “Comparto con ellos la intención de transmitir cosas con el mínimo posible”. Para Ana Morente, Chema Madoz tiene, sí, “esa habilidad propia de los poetas: hablar de mundos que están ahí pero que solo ellos ven”. El arte de Madoz surge del silencio, un silencio en blanco y negro que, según el autor, “respira cierto reposo y cierta frialdad”. “Una obra”, según la directora de Regar lo escondido, “de muchas capas y muchas lecturas, donde se da la fascinante mezcla del humor fino y la crueldad inocente”... en la poesía escondida de los objetos inanimados.