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“En Europa estamos colonizados”

Jacques Toubon, exministro de Cultura francés, lucha para reducir el IVA del libro electrónico Hollande lo ha ratificado en la comisión que busca un impuesto armonizado para los libros

Juan Cruz
Toubon, en la residencia del embajador de Francia en Madrid.
Toubon, en la residencia del embajador de Francia en Madrid.Gorka Lejarcegi

Este hombre, Jacques Toubon, que hace dos décadas parecía destinado a dirigir los destinos de Francia, se distinguió cuando era ministro de Cultura de Jacques Chirac por haber advertido en 1993 a los europeos del desastre cultural que suponía el privilegio dado en las salas de cine del continente a los émulos de Parque Jurásico. A los 72 años, cuando ya no es “un cachorro” a la espera de su sitio en el Elíseo, sigue en esa cruzada.

Ahora, un presidente de signo distinto, el socialista François Hollande, lo ha ratificado en la posición en la que lo situó Nicolás Sarkozy, al frente de la comisión francesa que busca en la UE un IVA armonizado para los libros. Desde ese lugar ha advertido de los riesgos de discriminar entre el libro de papel y el libro electrónico. “Estamos colonizados por empresas que nos cobran desde California. Y así seguiremos si Europa no alcanza una posición común con respecto a la fiscalidad de los libros”. En su reunión del pasado jueves con el secretario de Estado de Cultura español, José María Lassalle, alcanzó el apoyo a esa cruzada francesa, a la espera del informe de la UE.

Cuando denunció la primacía de aquella película de Spielberg en la cartelera francesa (y europea), Toubon dijo que Parque Jurásico amenazaba “la identidad francesa (...), es una película muy impresionante aunque de ninguna manera conmovedora ni humana”.

Hoy mantiene su aspecto atlético, pero ya no está para batallas electorales. Sigue, eso sí, con la misma energía denunciando la penetración norteamericana en la cultura de Europa. Y lo hace desde el lugar en el que lo ha mantenido Hollande. En España hubiera sido difícil que un presidente encargara a uno que no es de los suyos una tarea como esa.

Él responde: “Es que en Francia desde hace 20 años la política cultural está exenta de la competencia política. No existe una política cultural que podamos llamar de derechas frente a una de izquierdas”. El ejemplo de esa continuidad está, sobre todo, en las cuestiones de propiedad intelectual y de derechos de autor en el ámbito digital. “Tanto Sarkozy como Hollande defienden ante Bruselas una política muy parecida. Ayer, hoy y hace una década”.

En la cruzada está Toubon desde hace dos años. “Buscando la convergencia entre el IVA aplicado a los servicios online y el IVA reducido del que goza el libro en papel. El Parlamento Europeo se manifestó tres veces a nuestro favor. La Comisión Europea la consideró, lanzó una consulta y el Consejo de Economía y Finanzas examinó la cuestión”. Algo es algo: antes la UE ni se lo planteaba, ahora los cruzados de Toubon han logrado al menos que lo considere. Según el exministro francés de Cultura, muchos países, obligados a disminuir el déficit, no pueden tocar la fiscalidad, pero es evidente que el tipo reducido del IVA para los libros electrónicos puede hacer “más competitiva una industria europea de contenidos culturales”.

La fiscalidad, defiende Toubon, puede ayudar a que emerja una verdadera industria cultural europea. “Mi misión consiste en buscar aliados”. Ahora tiene como cómplice a Luxemburgo. ¿Y España? “España es un país muy importante en esta cuestión porque la planteó en 2009, aunque luego no la votó y no la ha aplicado como hemos hecho nosotros en Francia. La situación de crisis económica, mucho más grave en España, explica ese parón, pero creo que nuestros objetivos convergen”.

Él esta seguro de que, además de España, podrían sumarse a ese IVA convergente países como Italia, Bélgica, Países Bajos, Suecia, “tal vez Alemania”. El objetivo es “dejar de ser, a medio plazo, un mercado de consumidores de servicios que vienen de Estados Unidos, Japón, China o India y que se empiece a crear una auténtica plataforma de servicios culturales online para crear empleo, ingresos y para pagar los impuestos aquí y no en California”.

“Cuando uno se compra un iPad o se descarga un libro electrónico en Kindle o paga música en iTunes”, explica Toubon, “ese dinero va a California, ese empleo se crea en California y las sociedades pagan esos impuestos allí. Por tanto en Europa se nos escapan estas posibilidades; en cierto modo podemos decir que estamos ante una nueva forma de colonización”.

Cuando comenzó el desarrollo digital, dice Toubon, “asistimos a una total luna de miel; las nuevas tecnologías parecían la solución completa, y esto se inscribía en esa mentalidad generalizada de comodidad, de facilidad de la sociedad actual, también de esa sed de información y de conocimientos que todos tenemos”.

Una década después de ese idilio la gente ha empezado a preguntarse si no está también ante el peligro de perder su intimidad en función de la globalización de los medios y la dispersión de sus datos, en manos de redes sociales de difícil control. “Y reaparece”, además, dice Toubon, “una preocupación sobre la identidad cultural europea. Los Estados miembros ya no pueden mostrarse indiferentes, empiezan a reaccionar ante esta situación y en concreto se han de ocupar del tema de los impuestos”.

En eso está, en avivar esa lucha en Europa. ¿No será que toda esta revolución encontró al continente empobrecido y cansado? “Es cierto, esta revolución, esta emergencia del mundo virtual ha sido un revelador de que la conciencia europea está lejos de hallarse afirmada, porque la Red, Internet, lo digital, es una encarnación misma de la globalización. Con mi tableta estoy en el centro del mundo, sin otros límites que los de la censura que imponen algunos países. En esta apertura total, en esta relación instantánea infinita, Europa parece ausente, fascinada por el tremendo éxito de las grandes empresas norteamericanas y por esos dispositivos que da igual de dónde vengan”.

Ante esa fascinación, afirma Toubon: “Europa creía no poder reaccionar; por tomar sus palabras, no es tanto la fatiga, porque la vida cultural sigue muy viva en Europa. Es que las instituciones y la forma de funcionamiento de Europa no permiten el desarrollo de una conciencia necesaria para evitar esta colonización de su cultura... Lo digital se ha mostrado un revelador de todo ello y lo que está claro es que si queremos tener éxito en esta tarea debe haber una voluntad política que nos aglutine a todos”.

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