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John Talabot, mejor disco y canción para la redacción de EL PAÍS

El productor barcelonés firma con 'fIN' un antes y un después en el pop electrónico nacional 'Destiny', que comparte con Pional, mejor canción para la redacción de El País

Daniel Verdú
El músico John Talabot.
El músico John Talabot.Caterina Barjau

En el mes de enero cuando salió fIN (Permanent Vacation), muchos se aventuraron a proclamar el disco debut del barcelonés John Talabot como lo mejor del año. Y parece que el osado vaticinio hipster se ha convertido finalmente en profecía autocumplida. Oriol Riverola (a.k.a. John Talabot, el nombre de su antigua escuela) había logrado un equilibrio sonoro casi perfecto. Un álbum electrónico que sonaba, al fin, atemporal. Los mimbres, en suma, con los que en el cambiante mundo de un género sin tradición consolidada se construye un clásico. En cuestión de segundos, Talabot se coló en las reseñas y artículos de las revistas internacionales y de cabeceras de medios generalistas como The Guardian, que le encumbraba con muy mala leche y mayor ignorancia como el salvador de la música en España desde el festival de Benidorm.

Él dijo en este periódico que no se consideraba estandarte de nada en su país, pero desde entonces la enorme bola de nieve en la que se ha convertido su éxito no ha parado de crecer. Si disco ha sonado tanto fuera de nuestras fronteras que se hace raro colarlo en la categoría nacional en estas listas. Surgido de las cenizas de D.a.r.y.l., su anterior proyecto como dj y productor, Talabot ha significado una renovación total para la electrónica en España. No solo a través de su álbum y sus esmeradas remezclas, sino también con el fruto de su olfato para lanzar a nuevos talentos españoles como Pional, Aster o Kresy en su sello Hivern (bastante ralentizado a causa de su propio éxito, por cierto).

Talabot, que al principio optó por ocultar su identidad en entrevistas o fotos de promoción (es posible que le recuerden con la cara cubierta de papel Albal) explotó con su single Sunshine en pleno revival del house recorríendo Europa. Entre medio sucedieron muchas cosas, principalmente el EP Families, donde se empezaba a intuir realmente su nueva identidad sonora. Pero fIN supuso un punto de inflexión. No era un álbum que abusara ya de ese lado luminoso y alegre de sus anteriores trabajos, encajonados en la etiqueta fácil de balearic. Al contrario, abrazaba cadencias mucho más melancólicas y huía del beat de club y del recurso gratuitamente euforizante. Al fin y al cabo, lo que alumbró después de un año jugándose su salud mental en el estudio fue simplemente -y ese es el éxito- un álbum de pop electrónico. Pero de una densidad y generosidad de capas desbordante.

Por eso, y esa es la tercera pata del éxito de Riverola, tuvo que sudar la gota gorda para encontrar la fórmula que le permitiese lucirlo en festivales y clubes. Para pegarlo un poco más a la pista de baile y que al mismo tiempo aquello sonara como un directo con una puesta en escena alejada del típico artista electrónico con un portátil que podría estar contestando emails mientras la gente baila. Él solo lo tenía crudo. Así que lo que hizo fue llamar a su amigo Pional (compañero de sello y músico de apabullante habilidad para la producción) para que le echase un cable desenlatando ese complejo artefacto construido artesanalmente durante un año a base de sintetizadores analógicos y ordenador y, sobretodo, de unas estructuras y texturas irreconocibles de un tema a otro.

Debutaron en el último Primavera Sound y arrasaron. Tanto que, Jamie XX (del grupo The XX) andaba por ahí al término de la actuación de su banda, y les contrató para que le acompañaran en la gira mundial de promoción de su nuevo álbum: Coexist (que, por cierto, ha sido elegido también por la redacción de El País y los lectores como lo mejor del año). Dice Talabot que no pensó en un disco de singles, pero Destiny, el tema en el que le acompaña Pional y que esta redacción ha elegido como el mejor del año, ejerce perfectamente ese papel durante sus 4 minutos y 54 segundos. Por si el sutil arranque de voz que crece con la irrupción de la caja de ritmos no lo deja claro en la escucha en el sillón de casa, solo hace falta ver cómo funciona en directo y el efecto que causa en un público que pasa de la contención al salto en un segundo. Nunca el lanzamiento de un álbum construido solitariamente en un estudio con sintetizadores y procedimientos enmarcados dentro de la producción electrónica había sido tan importante en España.

La lista de EL PAÍS

Estos son los cinco mejores discos y canciones nacionales elegidos por Iker Seisdedos, Daniel Verdú, Iñigo López Palacios, Xavi Sancho, Beatriz G. Aranda, Ana Marcos y Eloi Vázquez.

Mejor canción nacional:

  1. Destiny, feat. Pional John Talabot
  2. El beso, Hidrogenesse
  3. Ayer, La Habitación Roja
  4. Petrificado, El Hijo
  5. Battered 'n' Bruised, Soul Jacket

Mejor disco nacional:

  1. fin, John Talabot
  2. 11 noviembre, Silvia Pérez Cruz
  3. Un dígito binario dudoso. Recital para Alan Turing, Hidrogenesse
  4. Con mi tiempo y el progreso, Linda Mirada
  5. Delirio Específico, Extraperlo

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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