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Un héroe escondido bajo las apariencias

'Cyrano de Bergerac' llega al teatro Valle-Inclán de Madrid, protagonizado por Pere Arquillué en una versión concebida como "entretenimiento, pero también alta cultura"

Silvia Hernando
Marta Bertriu y Pere Arquillué en una escena de 'Cyrano de Bergerac'
Marta Bertriu y Pere Arquillué en una escena de 'Cyrano de Bergerac'

Más que un protagonista, el montaje que el CDN presenta en el teatro Valle-Inclán, tiene dos: el hombre, inteligente, heroico, honorable, y su nariz, un poco menos atractiva. El clásico texto de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac, llega a Madrid procedente de Barcelona, donde el texto no se había representado en 27 años de vacío tras el enorme éxito de la versión de Josep María Flotats. Este Cyrano del siglo XXI, “terrenal, directo, nada elevado, brillante y a la vez franco”, a quien da vida el actor Pere Arquillué, se mantendrá en cartel en la capital hasta el 6 de enero para después volver a girar por Cataluña.

“Es una obra de repertorio un tanto extraña, porque es de mosqueteros pero está escrita dos siglos después, y además en verso, cuando ya no se hacía así”, explicó Oriol Broggi, el director de la función, producida por La Perla 29. “Juega con la forma para contar una historia de amor y muerte con un personaje que es una persona brillantísima, interesantísima, alguien que todos querríamos ser, pero que tiene un problema con su nariz, porque es demasiado grande”.

Fabricada con un molde, la protuberancia del protagonista no impide al actor llevar a cabo un trabajo que él mismo define como “natural, transparente y muy artesanal”, que le ha demandado, además, encontrar su propia “alma Cyrana”. Sobre el escenario, Arquillué está acompañado por Marta Bertriu, que representa el papel de Roxana, el objeto de su vocación romántica, quien se verá transformada por su carácter puro y profundo, o Bernat Quintana como Cristián, el tercer vértice del triángulo amoroso, entre un elenco de una decena de intérpretes.

Un momento de la representación
Un momento de la representación

Traducido por Xavier Bru de Sala, primero al catalán y de ahí al castellano, el texto original de finales del siglo XIX, en francés, mantiene en esta versión tanto el tono como la rima, aunque con ciertas fisuras que sirven también para romper la monotonía. “Es una obra que parece relativamente liviana pero que tiene una profundidad simbólica extraordinaria”, señaló Bru.

La puesta en escena, construida fundamentalmente a base de madera, arena y cortinas, busca poner de relevancia la aparente simplicidad del texto, contrapuesta a al complejidad del personaje principal. “Nuestra propuesta es entretenimiento pero también alta cultura, porque no se queda en la primera capa, sino que va el máximo hacia dentro”, concluyó Broggi, que quiso también poner de relevancia el carácter familiar de la representación. “Hemos querido que el público pueda entenderlo todo, que vea cómo se ha montado la escenografía, cómo se han puesto las gradas…. Y el resultado final es una sensación de troupe, un grupo de profesionales que hace un poco de arte y bastante de oficio”.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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