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opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lívidos

David Trueba

Nadie hará un estudio serio sobre el descenso de la libido de los españoles. Las consecuencias de que esta semana la portada de Interviú sea la imagen de Franco en lugar de uno de sus silicónicos posados, se perciben a vistazo rápido en plena calle. Por más que el reportaje sea una muestra esclarecedora de cómo al Caudillo le preparaban la cacería o el atún para la foto e incluso le coreografiaran en un esfuerzo tenístico a la altura del nunca suficientemente alabado David Ferrer, todo ello no evita que el español/tipo esté alicaído.

La noticia de que comprar un piso por 160.000 euros te gana la residencia española puede provocar afluencia masiva de capitales extranjeros. Lo asombroso es que los esquimales no lo pusieran en práctica hace años para hinchar la burbuja de iglús en regiones heladas, pero es que economistas como los nuestros solo se cuecen al calor. Igual que los consejeros de turismo, cargo por cierto que parece estar de oferta, se colocan en la cabeza los huevos cercenados de un ciervo para atraer a las suecas que perdimos.

Iberia se nos escapa entre los dedos sodomizada por British, mientras celebramos la desgracia de los pilotos, gremio que ahora sabe lo que siente Willy Toledo cuando pasan los años y sigue sobreexplotado como villano de La Zeja pese a que jamás votó a Zapatero. Todo vale para colocar la pieza a tiro del cazador. Lo malo es que el atún somos nosotros. Es un nuevo erotismo empeñado en que nos pongamos cachondos con la idea de ser castrados. ¿Y aún el INE se sorprende de que los españoles no quieran tener hijos? Si lo que están esperando es a la receta de Ferrán Adriá para comerse sus espermatozoides. Los tertulianos utilizan ese serio informe para colarnos como natural que ni la salud, ni el metro, ni el cole, ni la jubilación esté cubierta. El español costeaba eso, y a los neorrapiñadores, con los impuestos, pero si se empeñan en quitarle el trabajo es probable que la estrategia funcione. En cuanto todo esté en su sitio, reconvertido el anhelo de bienestar y protección en la canallada de siempre, volvemos a crecer y a multiplicarnos.

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