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opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Mai, mai’

El Canal 9 de Valencia ha estado dos días de huelga en protesta por un ERE al 76% de la plantilla. El paro afectó especialmente a los informativos, por lo que fue un castigo no tanto para su audiencia (mínima) como para su Gobierno, que se quedó sin órgano de propaganda y ocultación.

Las teles autonómicas, nacidas con el sagrado argumento de preservar la lengua autóctona, han devenido en un carísimo escaparate del gobernante local. Si eran curiosos los equilibrios que tenía que hacer Canal 9 para disfrazar la realidad de Camps no son menores lo que ha hecho estos días TV-3 con Oriol Pujol y su partido. La táctica es la misma. Difundir las palabras de inocencia de un político, aunque la audiencia no lo entienda pues no explicaron la acusación (“colaborador necesario” e “impulsor” de una trama de concesiones de ITV, según Hacienda). A TV-3 y a Pujol se les acumuló el trabajo, pues también negó que su partido se lucrara en el desfalco del Palau de la Música. “Mai, mai”, nunca, nunca, dijo indignado cual personaje de Sálvame Deluxe.

Este fin de semana, los canales catalanes TV-3 y 3/24 ya pudieron pasar de la defensa a un buen ataque, dedicándose a su especialidad: cizañar y alentar el odio hacia otras comunidades o a España en general. La subida del precio de los peajes con entrevistas a todos los portavoces de los partidos independentistas y del Gobierno. Todo era una prueba más del expolio al que España somete a Cataluña. Si no viajáramos, nos habrían convencido de que no se puede salir de Barcelona sin pagar peaje (falso), de que solo se paga en Cataluña (falso) y de que son las autopistas más caras del Estado (falso y contradictorio). Por supuesto, TV-3 se olvidó de que la Generalitat subió los peajes recientemente y que el negocio de las autopistas es de una empresa catalana (por cierto, con muchas estaciones ITV). Ni Goebbels inculcaba tan bien el odio al otro.

El círculo se redondea con las palabras del president, afirmando, sin que le sude la mandíbula, que su Gobierno está “més per la feina que no pas per incordiar”. Sí, lo han entendido bien: está para trabajar y no para incordiar. Lo dice en su TV-3, como Camps decía sus cosas en Canal 9. Sean Fabras o Pujoles (aquí el plural no es retórico) sus teles, por encima de la educación o la medicina, son servicios de primera necesidad; pero para ellos.

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