Tapas
Periódicos y televisiones miden sus aciertos por el número de pinchazos en la Red. Cualquier curiosidad puede convertirse en la noticia más vista del día. Basta que el titular sea lo suficientemente hábil para añadir la palabra pene o culo o tetas a la prima de riesgo, al Gobierno alemán o la nueva secretaria general de un partido para que la audiencia se dispare. Si uno repasa lo más visto en Internet casi siempre tiene que ver con la borrachera de alguien, la caída tonta de otro, el descuido de un tercero o el lapsus de un personaje del que se espera acierto y autocontrol. Cierta información sobre Heidegger tendría muy distinta repercusión si se presentara como Hombres al desnudo en vez de como un obtuso comentario sobre el ser y la nada.
Medir por ese tipo de repercusión lo que llamamos periodismo equivale a calcular la fiebre a tus hijos pesándolos en la balanza. Puede que no acertemos a curarlos del todo. Es bien divertido leer los comentarios añadidos a cualquier pieza, donde rápido asoman los rencores viscerales, las inclinaciones personales o la mala leche generalizada. Lo curioso es que responden a automatismos tan previsibles que resultan intercambiables. Hagan la prueba y lean los comentarios a una noticia sobre la boda de un futbolista asociados al último debate parlamentario y se sorprenderán de ver que la cosa funciona igual de bien.
Entre las fisuras se cuelan imágenes como la de la ejecución a metralleta de una mujer en las afueras de Kabul, con sus verdugos imbuidos de la Verdad y la Justicia que otorga la religiosidad y la superioridad. Un mensaje duro distribuido por medios blandos termina provocando más incomodidad que análisis. Como si no hubiera remedio y en la cascada de impactos visuales se alzara con la corona de un “esto va en serio” y poco más. En los ojos cebados de chascarrillos audiovisuales provoca un breve cortocircuito. Pero invita a pensar en los cientos de veces en que cosas así, versiones distintas de la ignominia o los efectos de esta crisis analizada solo en baremos macroeconómicos, no logran encontrar el vídeo corto por el que colarse en nuestro tapeo informativo del día.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.